jueves, 17 de noviembre de 2011

Sem. 43 Quíntuple Plus

¡Pleno!

Fantástica mañana la del domingo pasado, plena de emociones.

Efectivamente. Fuimos uno de los 26 acertantes de la semana pasada. Pero siento deciros a los muy aficionados al Turf que esta vez, la cosa va poco de caballos. No puedo presentaros la participación de esta semana, sin antes regalaros una breve crónica de lo acontecido en la Carrera de las Empresas:

            Se dio cita un nutrido elenco de empresas venidas de todas las partes del mundo. Allí estaban nombres internacionales de la talla y la importancia de Pricewaterhaouse Coopers (PwC), Vodafone, Deloitte, Accenture, etc. y por supuesto las más prestigiosas marcas nacionales: Renfe, Red Eléctrica, Repsol, La Presilla, Iberdrola…

            Los componentes de los 6 equipos que presentaba La Presilla quedamos a las 8’35 cerca de la meta para repartir los últimos dorsales, hacernos las fotos de rigor y estirar un poco juntos. Al final hubo más bostezos que estiramientos.

            A las 9’00 de la mañana con puntualidad suiza, dio comienzo la prueba. Sonó el pistoletazo de salida y nosotros todavía estábamos terminando de prepararnos.

Ana, “La Gacela del Femary” (bar por cierto en el que se comen unas tostas y se degustan unos aperitivos que te quitan el hipo) salió como una exhalación. Fue tan rápida, que no conseguimos si quiera verla antes del inicio de la carrera.

Y salvo nuestro equipo profesional, denominado Peña de Euromillones y formado por Tony “El Cuarentón”, apodado así no sólo por la edad, sino también por su mejor marca personal (por cierto ¡cómo le sale el cous-cous!) y Fernando “Forty Five” (y a éste le quedan muchos años para llegar a esa edad), que decidieron ponerse en los primeros puestos en la salida para luego no tener que andar sorteando gente, los demás nos quedamos remoloneando hasta tal punto que salimos casi los últimos.

Cuando nuestro chip pisó la alfombra situada en el arco de salida, el reloj ya llevaba 5 minutos y 40 segundos trabajando.  A “Correcaminos” Enrique  y a Ángel “16 Válvulas” les perdimos de vista enseguida. Plantearon un ritmo imposible de sostener por el común de los mortales.

Lo mismo hizo Queco “My Hero”, que acostumbrado a comenzar los triatlones luchando en cada brazada, esta salida le dio alas para marcar un ritmo de 5 min. el kilómetro sin mayor problema.

Queco “My Hero” sólo tuvo un hándicap, y es que su compañero de equipo (el Peña Hípica) Mario, el Jordan Water del atletismo amateur, más conocido en el mundillo como “El Niño de las Aguas del Jordan” tuvo que asistir a un bautizo y fue sustituido in extremis por un simpatiquísimo voluntario del que desgraciadamente no recuerdo su nombre.

            Pero no fue el único sustituto de la mañana. María “este che, que bueno que vinite, más que poco tiempo te quedáte” tuvo que formar pareja de última hora con Pedro Pablo, también conocido como “Mr. Muscle” en el equipo de Peña de Lototurf. Y es que hay que reconocer que o este chico está super mazas, o yo me equivoqué a la hora de elegirle la talla de la camiseta, o las dos cosas. Que por cierto, de las camisetas ya hablaremos.

            El caso es que en mi inicio de carrera se formó una sociedad compuesta por Pedro PabloMr. Muscle”, Mercedes “la Reina de Garrucha” (localidad en la que subió a lo más alto del pódium este verano), Javier “Multiusos” (PwC), al que no hay deporte que se le resista, y yo mismo, “El Nuevo Potro de Vallecas”.

            Hicimos los primeros metros juntos, pero pronto se vio que “Mr. Muscle” estaba conteniendo su ímpetu para escaparse, como la camiseta contenía esos pectorales que constantemente amenazaban con reventarla. Fue entonces cuando “La Reina” le invitó a marchar y Pedro aprovechó la ocasión.

            De Ríos Rosas a Nuevos Ministerios bueno que vale, pero es a partir de ese punto donde el Paseo de la Castellana pierde sus últimas cinco letras. Lo único que me hizo mantenerme en carrera fue el hecho de que al salir prácticamente los últimos, no parábamos de adelantar a gente. O al menos adelantábamos a muchos más de los que nos sobrepasaban. Eso de alguna manera reporta una sensación gratificante, aunque no lo suficiente como para llegar hasta la maldita Plaza Castilla que parecía no llegar nunca.

            Pero por fin llegó. Y todo lo que había sido cuesta arriba, ahora era cuesta abajo. Parece mentira, pero cómo se nota. Hasta el avituallamiento alcanzamos un ritmo trepidante sólo interrumpido por un cordón mal atado de la zapatilla de Mercedes. El incidente fue gracioso porque Javier, que es todo un caballero y yo que también lo soy, paramos un momento a esperar (aunque la razón principal por la que yo paré fue porque era mi mujer y el continuar me habría costado carísimo). El caso es que mientras caminábamos por no parar del todo, un compañero de Javier de PwC, ya entradito en años y sobre todo en carnes, le adelantó diciendo algo así como “Vamos Javier, que tú puedes chaval”. Javier me miró con cara de circunstancias y no es que se riera, es que mantuvo la sonrisa que siempre le acompaña. En cuanto Mercedes se incorporó, comenzamos a coger ritmo y tardamos apenas 30 segundos en llegar a la altura del compañero de Javier, que se quedó atónito viendo la capacidad de recuperación de éste.

            Hasta Colón creo que nos encontramos bastante bien los tres.  Dimos alcance a la “Gacela del Femary”, que rehusó nuestra compañía porque prefirió ir al ritmo de una amiga con la que estaba haciendo la carrera entera.

            A partir de la Plaza de Emilio Castelar, la carrera volvía a ser de ida y vuelta, de tal manera que podías ver a aquellos que iban por delante. Me crucé con la fiabilidad de Ángel “16 Válvulas”, que había puesto el turbo y estaba dando las mayores prestaciones. Choqué la mano con “My Hero” y me saludó David (al que le gusta que le llamen Dr. House), un amigo de la infancia que después me envió un mensaje de lo más cariñoso.

            Llegando a Colón vimos unas piernas ágiles con un pantalón negro, sobre el que se alzaba una espalda escultural. Una camiseta en la que se marcaban perfectamente los trapecios,  los omóplatos, las dorsales y por qué no decirlo, también alguna que otra lorcilla. ¡Era “Mr. Muscle”! Todavía nos quedaban un par de kilómetros para poder darle alcance. Al dar la vuelta otra vez hacia Ríos Rosas, la carretera volvía a picar hacia arriba. El trecho que nos separaba de Pedro Pablo era cada vez menor. Nos costó casi un kilómetro reducir la distancia. Pero al final, a falta de un kilómetro le dimos caza.

            Fue ahí cuando a Javier le vi por primera vez un poquito justo (yo ya había pasado mi muro psicológico unos kilómetros antes). Y fue a falta de 500m. cuando para animar, dije aquello de “vamos chavales, que ya estamos aquí. Ahora sólo queda entrar los cuatro fundidos en un abrazo”. Pero Mercedes, que por algo es “La Reina de Garrucha” dijo: “de eso nada. Aquí sprintamos y marica el último”. Javier que ¿os he dicho ya que es un caballero?, mantuvo en todo momento la misma velocidad que Mercedes para entrar de la mano con ella. Pero yo, que no pude evitar la tentación, ahora me arrepiento un poquito, creí a pies juntillas las palabras de Mercedes y arranqué antes de que lo hiciera otro. A Pedro le pillé de sorpresa, pero pronto se repuso y salió en mi búsqueda. La lucha fue terrible. Mi mayor amplitud de zancada era contrarrestada con su potencia. Mi estilo felino era compensado con su pundonor. Notaba su aliento en mi sien. O ¿quizá eran los latidos de mi propio corazón? La llegada fue tan apretada, que al final tuvimos que echar mano de la photo finish y esto es lo que se observa

Vosotros diréis…

En fin, que fue una experiencia extraordinaria, no sólo en lo deportivo (todos hicimos los 10 kilómetros en menos de 60 minutos) sino también en lo humano. Me siento orgulloso de que la Peña no sólo sea una acción de compra – venta entre una empresa y sus clientes, sino que además sirva de excusa para vivir experiencias tan gratificantes.

Y hablando de experiencias gratificantes y de sentirme orgulloso, por fin tengo que hablar de caballos (disculpad el rollo que he soltado a todos aquellos a los que no os interese el tema lo más mínimo). Y es que una vez más estoy orgulloso no, orgullosísimo de Carlos Iribarren que ha conseguido otro Pleno. El domingo acertamos los ganadores de las cinco carreras, más el segundo de la quinta. La pega es que hubo otros 25 acertantes, por lo que los beneficios, muy cuantiosos no son. Tocamos a 4,30€ por participación. Algo es algo.

Os paso la apuesta de esta semana (siempre que no haya ningún retirado) y unas fotillos que dan fe de lo dicho en el mail de hoy.




Gracias a los que participasteis por hacerlo. Gracias a los que no participasteis por haber leído el mensaje, que esta vez de caballos habla bastante poco.

Buen fin de semana.


Víctor M. de Francisco
LA PRESILLA
Ofreciendo Fortuna desde 1924.

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