miércoles, 21 de noviembre de 2018

En guerra


Antes de nada, os adelanto que corto y pego casi todo del blog de Diego González: https://fronterasblog.com/  porque de todo lo que he leído sobre esta hazaña, es el que más me ha gustado. De hecho, si consigo localizar a este hombre, le regalaré una participación de la Peña de esta semana.

La Historia de España, como la de cualquier país está plagada de guerras, batallas, conquistas, victorias y derrotas. Son pocos los países europeos contra los que los ejércitos españoles no han luchado en algún momento. Pero lo que casi seguro no sabéis la mayoría de vosotros es que la guerra más larga de la Historia de España no se libró contra ninguno de nuestros adversarios tradicionales. Es más, no se libró en absoluto. Y ni siquiera la declaró España. Ni ninguno de los viejos reinos que la formaron.

Esta es la historia de cómo un pueblo del norte de Granada le declaró la guerra a Dinamarca y tardó 172 años en firmar la paz:

La España de Napoleón Bonaparte y la España de Carlos IV firmaron en 1796 el Tratado de San Ildefonso según el cual ambos estados acordaban mantener una política militar común respecto a Gran Bretaña, enemigo de ambos países en aquel momento. En el contexto de ese tratado en 1807 España envió una expedición a Dinamarca de más de 13.000 hombres para evitar desembarcos ingleses en Jutlandia; Dinamarca estaba en guerra con Suecia y la intención era que los españoles participaran en esa guerra.

Pero en 1808 se produjo el Motín de Aranjuez y la abdicación de Carlos IV, y el inicio de la Guerra de Independencia Española. Las tropas españolas pasaron pues de ser aliados, a ser un ejército rebelde aislado en tierra enemiga. La expedición española quedó retenida en Dinamarca por orden de Napoleón, y fue dispersada por todo el territorio danés para evitar la acumulación de soldados enfurecidos.

Ya en 1809 la situación de las tropas españolas aisladas en Dinamarca se conoció en España, y la Junta Suprema, organismo de gobierno español durante la ocupación napoleónica, decidió cortar todas las relaciones con Dinamarca. La noticia llegó a Huéscar (Granada).

Mucho se habla de los vascos, pero los de Huéscar son conocidos por ser tipos aguerridos y con cojones. Y allí, el ayuntamiento, solemnemente, decidió declararle la guerra a Dinamarca el 11 de noviembre de 1809.

Luego las tropas españolas e inglesas consiguieron derrotar a las francesas, volvió el desgraciado de Fernando VII y se firmó la paz entre vecinos, pero en Huéscar olvidaron que estaban en guerra con Dinamarca, mientras que en Dinamarca ni siquiera tenían constancia del asunto, lógicamente.

Así pasaron las décadas, con el estado de guerra en vigor, hasta que a principios de los años 80 del siglo pasado un investigador granadino, Vicente González Barberán, descubrió en los archivos municipales de Huéscar el documento original de la declaración de guerra, y anunció a los perplejos vecinos su situación bélica al publicar la historia en una revista local.

La cosa no habría pasado de ahí de no ser porque el diario granadino Ideal recogió la noticia. De ahí pasó a la agencia EFE y de esa manera se enteró el corresponsal de la televisión pública danesa en Madrid, Jorge Jensen, que, quizá falto de otras noticias de mayor enjundia (el hallazgo se llevó a cabo en agosto de 1981), le dio cobertura informativa. Aquello fue una bomba en Dinamarca, donde la noticia de que una aldea de las montañas españolas les había declarado la guerra siglo y tres cuartos antes les llenó de hilaridad y diversión.

El profundo deseo de paz de los granadinos, que por otro lado ni siquiera tenían la más remota idea de haber estado en guerra todo ese tiempo, llevó a que en el ayuntamiento se celebrara un pleno de lo más entretenido en el que se aprobó iniciar las negociaciones con Dinamarca para la firma de un tratado de paz. El embajador danés obtuvo de su país los poderes para negociar en nombre del estado escandinavo, y en noviembre de 1981, ciento setenta y dos  años después de la declaración de guerra, Huéscar y Dinamarca firmaron el final de las hostilidades. Hostilidades que nunca habían tenido lugar, cierto, pero ser ordenado es una virtud, y tener una guerra pendiente por ahí no es de gente de bien.

El día del tratado de paz fue una auténtica fiesta. Centenares de ciudadanos daneses, además del embajador y todo el personal diplomático de la delegación danesa, acudieron a Huéscar. Docenas de medios de comunicación españoles y daneses, pero también del resto de Europa e incluso alguno americano se dieron cita para dar fe del final de la guerra más larga de la Historia de España.

Los balcones de Huéscar amanecieron tapizados de banderas españolas y danesas, y en la carretera de acceso al pueblo fueron instalados carteles que rezaban en danés, “Atención daneses, entran en territorio enemigo. Si siguen adelante, aténganse a las consecuencias”. La celebración fue denominada como Fiesta de la Amistad y contó con la presencia de más de diez mil personas, entre ellos, al menos uno de nuestros socios peñistas y un montón de daneses que habían venido disfrazados de vikingos (cascos con cuernos, espadas de madera y escudos con la leyenda Dansk Spansk Samvirke, “Amistad hispano danesa”).

Fiesta solo comparable a la que vamos a organizar nosotros cuando nos toque esta participación



El salón de plenos del ayuntamiento, desbordado por la presencia de cámaras de televisión y corresponsales internacionales, rompió en aplausos cuando se aprobó la paz. El embajador danés, por su parte, narró cómo había puesto a sus espías a trabajar inmediatamente después de conocer la noticia, y su alivio al recibir la información de que aparentemente las tropas de Huéscar no iban a ser movilizadas a corto plazo. Después de la firma de la paz se inauguró una calle en homenaje a Dinamarca y los locales y los invitados procedieron a ponerse ciegos de comida y vino, que es de lo que se trataba. El lema de la fiesta era simplemente maravilloso: “Afortunadamente, siempre habrá una paz que declarar, una copa con que brindar y unos amigos a quienes abrazar”. Todo un himno a la paz y a la concordia para finalizar una guerra que nunca existió.






Víctor M. de Francisco
LA PRESILLA
Ojalá todas las guerras fueran así.

jueves, 15 de noviembre de 2018

Suprem.

El número 2 no sé si del Santander o del BBVA, un tal Sr. Álvarez, comentó antes de que se pronunciara el Tribunal Supremo sobre el tema del Impuesto de Actos Jurídicos Documentados, que “las entidades financieras han cumplido con el reglamento vigente en cada momento. Nos hemos limitado a cumplirlo, y cambiar el sujeto pasivo del impuesto es una cosa relativamente extraña y no veo razones para ello".

Oye, y le funcionó. Al menos en un primer momento, le funcionó.

Así que he pensado que me voy a acercar a la Junta Municipal para comentar que yo llevo más de 25 años pagando el Impuesto de Vehículos de Tracción Mecánica de mi Vespa. Lo que todos llamamos “el numerito”. Y les voy a decir que ahora de repente prohibir al sujeto pasivo de ese impuesto (mi Vespa) circular por Madrid, es una cosa relativamente extraña y que no veo razones para ello.

Supongo que con eso será más que suficiente, porque todos los españoles somos iguales ante la ley.

Pero por si acaso eso no me funcionara, me voy a jugar una participación de esta peña, que aunque sea relativamente extraño conseguir premio, no veo razones para que no toque.



Víctor M. de Francisco
LA PRESILLA
El lugar en el que habitan
los números de tu Suerte

miércoles, 31 de octubre de 2018

La Lotería de la sem. 44

A veces no nos damos cuenta de nuestro premio de lotería.

Acabo de hablar con mi sobrino, físico de carrera y profesor de vocación. Después de un tiempo buscando un trabajo estable, por fin encontró un puesto de maestro el año pasado, muy cerca de La Presilla, en Vallecas.

Es un cole complicado, en el que en la misma clase se mezclan chavales y chavalas de diferentes edades, diferentes nacionalidades (incluso diferentes etnias), y con una sola cosa en común: que todos pasan de estudiar. Un sitio en el que al que es bueno, le tienen que echar la bronca para protegerle. Porque si los demás alumnos ven que es listo, o muestra interés o le tratan bien los profesores, le canean por los pasillos.

Esa es nuestra primera lotería; haber caído en una familia no desestructurada. En la que, mejor o peor, todos hemos tenido nuestras oportunidades.

La segunda lotería es no haber caído en un trabajo así. Me decía mi sobrino que le está sirviendo para aprender y que cuando alguien mejora o le agradecen su trabajo, que la gratificación es enorme. Pero me decía, “yo pienso en vosotros, que os levantáis para ir al trabajo con la certeza de que nadie os va a insultar, ni a amenazar, y me da una envidia…”

Y no hace falta irse muy lejos. Estoy hablando de que el colegio está a ocho paradas de Metro de la Puerta del Sol. En Madrid.

Claro, como normalmente no nos insultan, ni sentimos que peligre nuestra integridad física, y además sale agua por el grifo cuando queremos y todo eso, pues necesitamos que nos toque otro tipo de lotería. Esta…


Pero no olvidemos nunca que somos unos privilegiados.

…Y no lo digo por el 1,80€ que nos tocó la semana pasada.

Un abrazo. Y feliz Día de Todos los Santos.



Víctor M. de Francisco
LA PRESILLA
Los Hoosiers del Euromillón

jueves, 25 de octubre de 2018

HYGGE

En la participación del fin de semana pasado no cobramos ni un céntimo.

El fin de semana pasado por cierto, nos hicimos una escapadita a Copenhague. Es que si no lo cuento, para qué sirve hacerlo… (je, je, es broma). No en serio, parece un lujo exótico, pero en realidad, hoy en día, con Ryanair y el concepto “Hostels”, un viaje así de sábado a domingo sale más barato que ir a comer al Txistu.

Os cuento esto porque aparte de encantarme la ciudad, sus canales, sus parques, su educación… me vine con una palabra universal nueva. Es danesa: Hygge. Ellos dicen que no tiene traducción. Que viene a definir esos momentos de placer tontorrón, como estar en casita al lado de la chimenea un día de mucho frío, o en una barbacoa rodeado de amigos, o tirado en el sillón escuchando la música que te gusta.

Es algo así como comodidad, placer… pero sin llegar al entusiasmo desmedido. Es disfrutar de las pequeñas cosas que te hacen feliz. Hay toda una filosofía alrededor de la palabreja esta que soy incapaz de pronunciar, porque no sé cómo se hace.

En fin, el caso es que hay una pequeña cosa (10,5x6 cm.)* que nos puede hacer muy felices esta noche. Hay un papelajo a nombre de cada uno de nosotros, en el que aparece esta imagen


¿Te imaginas? Yo creo que sí llegaríamos al entusiasmo. Y a la exaltación de la amistad. Y a meternos en esa agua tibia de las playas de Kiribati con el bañador en la cabeza.

*Es acojonante. He buscado una cinta de medir en Internet a tamaño real y Google me ha ofrecido una, en 0,36 segundos.

Muy chulo el rollo este del Hygge. Os recomiendo profundizar un poquillo. Yo lo voy a hacer y lo voy a practicar. Bueno, en realidad ya lo intento. De hecho, hace unos meses os envié un artículo que se titulaba “Disfrutemos de las tonterías”.

Pues eso…

Abrazo fuerte.



Víctor M. de Francisco
Hygge, higge, hooooo
LA PRESILLA


jueves, 18 de octubre de 2018

Gilipolleces

He dudado. No sabía si titular el post con una palabra tan fea. Pero hoy me apetecía hablar de determinadas conductas que observo, que me da la sensación de que se desarrollan supuestamente para defender una opinión o a un colectivo, pero que en realidad no es más que la intención de mantener una pose. Sin más. Importando más la imagen social que genera, que el hecho que se defiende en sí. Y a veces incluso, sin ninguna base histórica.

Y ante esto, lógicamente, no iba a cometer yo el mismo error autocensurándome a mí mismo... Así que se queda con “Gilipolleces”.

Os pongo dos ejemplos de actualidad:

El primero, es la intención de una concursante de Operación Triunfo de cambiar una palabra de la letra de una canción de Mecano; donde dice “mariconez”, quería decir otra palabra para no atentar contra el colectivo LGTB (al final no sé en qué quedó la cosa, la verdad).

No sé. Entiendo que nadie se puede sentir realmente herido/a por eso. Más aún cuando la canción está escrita en el contexto de los años 80. Y además, independientemente de ideologías, no creo que nadie tenga derecho a modificar una obra, salvo su autor.
A mí me da la sensación de que bajo el pretexto de la defensa del colectivo gay, lo que se está haciendo es tratar de crear una polémica artificial para dar publicidad al programa. Más aún, teniendo en cuenta que la cantante de Mecano forma parte del jurado. Sinceramente, me parece un guión.

El otro ejemplo os lo cuento porque lo leí el otro día en Facebook y me pareció bastante interesante:

Según la mitología griega, una ninfa llamada Atalanta, una magnífica cazadora que tenía encandilados a los muchachos, cansada ya de que todos le piropearan, retó a sus pretendientes a una carrera (sabiendo que iba a ganar ella), en la que el ganador obtendría su amor. Ninguno era más rápido que ella, pero hubo un listillo, Hipómenes, que pidió ayuda a la diosa Afrodita. Y esta utilizó sus tretas para conseguir que el chaval llegara antes que ella.

Se enamoraron y no sé qué tipo de Viagra griega les facilitaría Afrodita, que la pareja no paraba de hacer el amor. Hasta que un día, la diosa Cibeles les pilló haciéndolo dentro de su templo y les castigó: les convirtió en leones. Les obligó a tirar de su carro durante toda la Eternidad y además, les prohibió volverse a mirar a la cara.

¿Y a cuento de qué nos viene este tío ahora con una de griegos? Os estaréis preguntando...

Bueno, pues esos dos “leones” son los que están en la fuente de Cibeles. Pero también les podéis encontrar en la puerta del Congreso de los Diputados.

Representan el desaforado amor entre un hombre y una mujer. Sin embargo, alguien ha pensado que es una desconsideración que haya dos leones y ninguna leona en el Congreso. Y entonces, han decidido plantar allí una nueva estatua de una leona, no sé si de forma permanente o temporal.

En fin... supongo que estará hecho con la mejor intención, pero a veces pienso que no deja de ser nada más que postureo.

Yo, como no soy políticamente correcto, me he negado a poner la misma cantidad de números pares que de impares en nuestras combinaciones, con dos cojones. Por cierto, los que le faltan, y no es coña, a uno de los leones de la puerta del Congreso (a Atalanta, concretamente, por ser mujer).


Bueno, espero que no os importe que comparta mis reflexiones con vosotros.

Un abrazo.



Víctor M. de Francisco
LA PRESILLA
Cuando no pongo el mismo
número de pares que de impares...
¿No cumplo con la paridad, o con la imparidad?


jueves, 11 de octubre de 2018

Deportividad

Últimamente, la gente a mi alrededor (y yo mismo) transmitimos en mayor o menor medida bastante carga de estrés o de ansiedad. Yo trato de combatirlo con deporte. Y no me va mal. Y no solo verlo o practicarlo, que me encanta. Me relajan mucho las historias de deportividad. Me pirran las anécdotas en las que el deportista traspasa los límites del Deporte. Y esta semana me he encontrado con tres:

         · La primera que no os la cuento porque es la última que he conocido, y tengo que investigar más, pero tiene pinta de ser muy curiosa. Os dejo los datos: se trata de una chavala de 22 años, Lorena Ramírez, ganadora en julio de 2.017 de la Ultramaratón de los Cañones de Guachochi (100 km). Buscadla en Internet por favor. No os defraudará. Dedicado a todos aquellos que llevan 500€ encima cuando salen a correr.
        
· La segunda historia es más antigua. Es la historia de Luz Long. Un hombre, a pesar del nombre. Fue un saltador de longitud alemán, rubio, ojos azules, casi dos metros de tío. Lo que venía siendo el modelo perfecto que buscaba Hitler en la raza aria. Pues bien, en los Juegos Olímpicos de Berlín 1936, organizados presumiblemente para demostrar la superioridad de la raza, con el Führer en el palco, se produjo un hecho histórico: se necesitaban superar 7,15m. en la fase de clasificación, para poder pasar a la final de Salto de Longitud. Luz Long hizo 7,25m. sin problema. Pero su máximo competidor, os sonará el nombre, Jesse Owens, que acababa de ganar la prueba de los 100m. lisos, hizo dos intentos nulos. Solo le quedaba una oportunidad. Entonces Long, a la vista de todo el estadio, se acercó a él y le dijo que estaba intentando batir un récord en cada salto. Que era mejor que saltara desde más atrás porque tenía potencia suficiente para pasar el corte. Y luego, que arriesgara ya en la final. Owens hizo caso de su consejo y aunque despegó 20 centímetros antes de la línea, se clasificó sin problemas.

Ya en la final, Luz Long realizó su mejor marca personal (7,87m.) que solo fue superada por los 8,06 metros que voló Jesse Owens, estableciendo un nuevo récord olímpico. Long fue el primero en felicitarle.

La anécdota, que a mí me encanta, a Adolf no le debió de hacer tanta gracia. De hecho, los deportistas alemanes de élite poseían el privilegio de no tener obligación de alistarse en el ejército, pero casualmente, Luz Long murió en combate, en la invasión aliada de Sicilia (1943).

         · Y la tercera historia es la de Rafa Nadal. Hay mil anécdotas de él que contar, pero la imagen de ayer con las botas de agua y el escobón en la mano en las terribles inundaciones de Mallorca, ayudan a olvidar la angustia que nos quieren transmitir algunos/as cafres por no saber entender cómo se debe gestionar la ambición.

Podría contar una cuarta historia de deportividad y de saber perder. Es la de un grupo de personas que fían su Suerte a un chalado que no es capaz de acertar nunca ni un número. Pero no la puedo contar porque a lo mejor este fin de semana…


Feliz Día de la Hispanidad.




Víctor M. de Francisco
LA PRESILLA
Lo importante es participar…
…de los beneficios.

viernes, 5 de octubre de 2018

Máster en Luxemburgo

Pues empiezo a entender dónde está nuestro error: no nos toca nunca porque lo fiamos todo al azar. Y claro, así es que es muy difícil.

Tengo que hacer próximamente un viaje a Luxemburgo para asistir a un Curso (la palabra Máster está muy desprestigiada) acerca de Nuevos Procedimientos de Redirección del Azar hacia el propio Beneficio. No sé el nombre del profesor que lo imparte, pero tengo un vídeo explicativo que os recomiendo que no os perdáis. En él se ve primero el sistema de bombos. Sistema que conlleva previamente un atracón de huevos Kinder. Y después se detalla perfectamente la manera de conseguir que la Suerte esté de tu lado.

Os invito a que lo veáis porque no tiene desperdicio. Se realizó en la Federación de Fútbol de Luxemburgo y se trata del sorteo de Copa de este país.


Os imagináis que consigo convencer a un niño de San Ildefonso para que en pleno Salón de Sorteos meta la mano en el bombo y diga:

“El 6. No, el 6 no, el 8. El 14. El 19. No espera, este no. El 17. El 21. Bueno no, mejor el 23…”

Quiero pensar que eso nunca pasa. Pero si ese Curso se hiciera, os aseguro que me iba a Luxemburgo este mismo fin de semana.

De momento, sigamos confiando en la Divina Providencia, que es lo único que nos queda.


Un abrazo.


Víctor M. de Francisco
LA PRESILLA
Hasta los Kinder de que
no nos toque nunca.


viernes, 28 de septiembre de 2018

Casualidades

Últimamente, cada vez que nos pasa algo casual lo achacamos a la inteligencia artificial. Pensamos que nuestro móvil nos escucha. Y en ocasiones es verdad. Parece que hay aplicaciones a las que, con el afán de empezar a utilizarlas cuanto antes, hemos aceptado todo tipo de condiciones, entre otras, las de permitir que la cámara y el micrófono estén siempre activos. El caso es que hablas, yo qué sé, de que te interesan los archivadores de colores, y al día siguiente te metes en Facebook y lo primero que te sale es un anuncio de archivadores verdes, rojos y amarillos.

Pero lo de esta semana son casualidades a otro nivel. La primera se gestó el domingo. Íbamos en el coche la familia hablando de supositorios. Sí, cada uno habla de lo que quiere. No va a ser todo hablar de metafísica… Hablábamos de cuando éramos pequeños, que eran muy típicos y que sin embargo ahora ya prácticamente no se utilizan.

Bueno, pues el lunes puse la radio (el programa “Esto me suena” concretamente) y justo se pusieron a hablar de ese tema.

Al día siguiente, fui a comer a casa y al encender la televisión, apareció un capítulo de “Siete vidas”. Y cuando salió el que hacía de camarero pensé: jo, este actor, con lo bueno que era, y no se le ve por ningún lado, en ninguna serie, en ninguna película...

Bueno, pues llega mi mujer por la noche (con la que no había hablado en todo el día) con dos o tres ofertas para ir al teatro, y una de las obras era “El Precio” de Gonzalo de Castro. ¡Zas!

Hacía años que no pensaba yo en este hombre. Años. Y en el mismo día, aparece por dos sitios diferentes. Y la última vez que hablé yo de supositorios...

Pero ahí no acaban las casualidades de la semana pasada. Lo de La Primitiva ya es casualidad nivel Dios. Mirad

Resultados del sábado, día 15:  4  21  24  26  34  36
Resultados del jueves, día 20:    4  24  26  34  36  46

Decidme si no es asombroso.

Hoy, 151 millones de euros en el Bote de Euromillones. Y lo que es más increíble que todo lo anterior: que estamos aquí hablando de los 151 millones de Euromillones y de las combinaciones que jugamos, que por cierto, son estas


¿Os he dicho que hay 151 millones de euros de Bote?

Es que sería la bomba que esta mañana estuviéramos hablando de que nos pueden tocar 1.300.000€ a cada uno, ya descontada la retención, y esta noche...



Víctor M. de Francisco
LA PRESILLA
Cazadores de casualidades

jueves, 14 de junio de 2018

Ética

Madre mía, a qué velocidad nos movemos. Antes necesitábamos años para ver qué pasaba en una serie, y a veces ni eso, porque por ejemplo, en La Casa de la Pradera ¿llegó a pasar algo alguna vez?

Ahora nos vemos tres temporadas en un fin de semana.

Lo increíble es que ya nos pasa lo mismo en la vida real. Antes había altos mandatarios que duraban 40 años o seleccionadores que estuvieron ahí 27 años y ahora duran 10 minutos. Y en todos los casos suele haber un problema de ética, o mejor dicho, de falta de ética. Y yo creo que es porque el problema está en la base. La Ética que se da en el colegio (si es que se sigue dando) se refiere a Sócrates o a Platón. Pero no hablan de honestidad, nobleza u honor.

Y claro, así nos va.

Las personas de este siglo, da igual que manejen gobiernos, empresas, equipos de fútbol o simples padres de familia sin más, hablan 3 idiomas, han viajado por todo el mundo, tienen unos conocimientos y una preparación muy superior a la que necesitan, pero muchas veces les faltan escrúpulos.  Seguro que conocéis algún caso.

Bueno, disculpad la rabieta, pero a todo lo acontecido ayer, sumé que una persona con la que había llegado a un acuerdo cerrado con un apretón de manos, me defraudó.

Lo bueno es que no forma parte de esta panda de amiguetes que formamos la Peña, así que, como nos va a tocar esta noche, no me va a dar ninguna pena saludarle desde mi Ferrari nuevo. Porque en realidad ¿cuál es el único objetivo de la lotería? No. No es que nos toque. Es generar envidia entre los que no jugaban.

Insistimos con las mismas combinaciones



Víctor M. de Francisco
LA PRESILLA
La verdad es que nunca
me compraría un Ferrari

jueves, 7 de junio de 2018

Rayito

No sé si alguna vez os he hablado de Rayito.

El Puente de Vallecas, como tantos otros barrios de Madrid, forja su esencia y su identidad a base de historias de personas humildes, que mucha gente no puede creer ni que existan. Si acaso, en las novelas del s XIX.

Pero Rayito sí existe. Yo me he cruzado con él un montón de veces en el banco. Porque al final, los dos tenemos que pasar por allí en algún momento a llevar la recaudación.

Rayito es un payaso. No tan bueno como Fofó (otro ilustre del barrio). Otro estilo. Es un hombre que estará más cerca de los 80 que de los 70. Vivía con una mujer que hace tiempo que no veo. Y vivían en una habitación alquilada. Lo sé porque al final son muchas horas de espera en el banco y uno oye hasta lo que no le interesa.

Tiene dos trajes de payaso bastante descoloridos porque entre ambos también sumarán 80 años. Una silla y un cartel. El cartel dice algo así como: “Ayúdame. Soy Rayito. El payaso de Vallecas”.

Hace años le veía casi a diario. Se le podía encontrar sentado en la Av. Albufera (a la altura de El Brillante más o menos).

En los buenos tiempos se le veía con su traje, su cara maquillada y su sonrisa dibujada, esperando recibir alguna limosna. Solía saludar a los niños, aunque generaba más miedo que carcajadas.

Luego vino la crisis. Las vacas flacas lo son para todos, pero para los payasos pedigüeños quizá lo sean aún más.

Ya no se le veía con la misma frecuencia. Y no era fácil verle con el kit completo. Lo normal era verle con el uniforme (porque en su caso no es un disfraz), pero con la cara lavada. En alguna ocasión le oí decir que el maquillaje le costaba mucho dinero. Quizá por eso a veces estaba dos y hasta tres días seguidos en el mismo sitio y con los colores corridos. Estoy seguro de que dormía con la cara pintada para ahorrar tiempo y sobre todo dinero.

Yo le he visto con todas las combinaciones posibles: el traje, la pintura y el cartel. El traje, pero la cara sin pintar. La cara pintada, vestido con pantalón y camisa, y el cartel. E incluso a veces llamaba la atención verle vestido de persona normal, con la cara lavada y el cartel de “Soy Rayito”.

Hace unos meses pregunté por él. Hacía tiempo que no le veía y me dijeron que había encontrado una habitación más barata, pero en otro sitio. Y ahí quedó la cosa.

Hasta ayer, que le volví a ver. Me dio alegría verle y además me arrancó una carcajada.

No sé si su mujer sigue viviendo, pero daba la sensación de haber cambiado de manager: para empezar, le vi en la calle Serrano (esquina Ayala, Hermosilla, o una de esas). Mucho más rentable que el Puente, dónde va a parar. Y le vi realizando una nueva disciplina: la estatua.

Le vi desde el coche. Yo estaba parado en el semáforo y él en la acera subido como a un pedestal, se colocó como si fuese a echar a andar. Ahí quieto. Lo cachondo es que en esa posición se encendió un cigarrillo y echó por lo menos tres caladas en el tiempo que estuve observándole. Nunca he visto una estatua tan “nerviosa”. Y la verdad es que me hizo reír y me animó a escribir sobre él.

Me alegré de verle en plena forma. Y por supuesto, con su cartel de Rayito.

Así que, tengo que reconocer que nunca le eché ninguna moneda, pero hoy le voy a guardar una participación.

Como no me voy a ir a buscarle, vosotros sois testigos de que si nos toca lo que sea en La Primitiva de hoy jueves o en la del sábado, Rayito tiene que cobrar su parte.

Estos son los números, que ya os los teníais que saber de memoria
Víctor M. de Francisco
LA PRESILLA
Vuestro rayito de esperanza

jueves, 24 de mayo de 2018

Amigos

Buenas tardes.

Empezamos a jugar ya esta tarde, por eso os envío las combinaciones hoy. Os la tengo que enviar deprisa y corriendo, y no me da tiempo a extenderme, porque he tenido un día complicadillo. Y me da pena hacerlo así hoy precisamente, porque otros días no tengo claro de qué hablar y pierdo tiempo buscando un tema. Pero es que ayer tuvimos Junta de Vecinos. Y joé, eso da para que corran ríos de tinta. El civismo, la educación, lo que les gusta a algunos escucharse a sí mismos… Pero hoy no es el día, que voy pillado.

Lo que sí me gustaría aclarar es que estos escritos que os envío tienen un carácter informativo y sobre todo, informal. Quiero decir, las combinaciones siempre están publicadas en la página web oficial (cutre, pero oficial) que es www.lapresilla.biz

Esto lo envío por divertimento mío y en algunas ocasiones, también vuestro. Vamos, que os considero a todos amigos.

Lo digo porque me he puesto en manos de un despacho de abogados porque por lo visto, a partir de mañana día 25, hay que tener unas medidas increíbles de cara al tratamiento de los datos de los clientes. Y es que me da hasta miedo mandaros estos chascarrillos semanales. Por eso y hasta que me digan cómo debo actuar (es posible que os tenga que pedir permiso para seguir enviando esta chorrada), quiero que sepáis que os lo envío como amigo aunque a algunos (pocos) no os conozca personalmente. Pero el tratamiento que siempre he intentado darle a esto es más de amistad que una relación clientelar.

Sí, sí… una tontería, pero me han llegado a contar que hay gente que va a un local, entrega un currículum para solicitar trabajo y al día siguiente vuelve, pregunta si tienen su currículum y denuncia a la empresa por manejar sus datos sin un consentimiento suyo escrito.

Lo que hablaba de la Junta de Vecinos: el género humano, que nunca sabes hasta dónde puede llegar.

Mientras tanto, quizá nos toque esta noche La Primitiva y veamos la vida de otra manera



Víctor M. de Francisco
LA PRESILLA
Hoy amigos.
Mañana, vecinos en Kiri.


martes, 10 de abril de 2018

Disfrutemos de tonterías. Sem. 14

Nuestro botín de Semana Santa: 40 céntimos.

 

Como sabéis, siempre busco alguna noticia o algún suceso para escribiros la chorradilla semanal. Pero esta vez no lo he buscado. Me ha llegado sola. Resulta que el otro día escribí una cosilla en Facebook y me respondió un amigo enviándome un artículo que me gustó mucho. Tanto que me parecía un plagio coger un poquito de aquí y otro poquito de allá, así que he decidido que ya que plagio, lo hago bien. Os lo paso enterito.

 

Pero antes, eso sí, el objeto de este mensaje: las combinaciones de esta semana

 

 

Rodéate de gente que disfruta fácilmente (incluso de las modas)

Publicado por Kiko Llaneras
 
Aunque es frecuente criticar las modas arbitrarias —como el vermú, la nostalgia o las bicis sin cambio—, yo creo que disfrutar de «tonterías» es una enorme virtud.
Pensemos en el verano. Criticamos a la gente por leer el nuevo de Millenium, por viajar a Benidorm, o por compartir fotos de gin-tonics con cardamomo. Criticamos a los tipos de treinta que deciden hacerse runners y a las chicas que se disfrazan de tenista para jugar un día al pádel. Incluso he visto criticar a esos turistas que recorren Madrid con un telescopio de hacerse selfies, que efectivamente van haciendo el ridículo, pero muertos de risa.
En realidad, estas personas han intuido una verdad primigenia: que a la vida se viene a pasar el rato. Y si uno acepta esa premisa, aunque sea un poco, entonces disfrutar de cosas intrascendentes es una virtud. Porque esas son las cosas que tenemos más a mano: ciertos paisajes, ciertas personas, algunos libros y algunas habitaciones, que decía James Salter. Por eso me gustan las personas que disfrutan de tonterías y hasta de las modas, sacando fotos del atardecer o leyendo revistas con textos muy largos.
En esencia, me gusta la gente que disfruta fácilmente.
Me gustan los fanáticos del vermú, incluso si antes nunca lo bebían y ahora resulta que sí.
Me gustan las chicas que viajan con una lista de «Las diez cosas que ver en Nueva York» y disfrutan íntimamente de ir tachando hasta dejar la ciudad como el planeta de los simios.
Me gustan los optimistas, como aquel amigo que los días nublados sale de casa sin paraguas porque quizás no llueva.
Me gustan los perseguidores de casualidades. Esas personas que al conocerte buscan a alguien que podáis conocer los dos. Si eres de Valencia, te informan de que conocen a un tipo de allí; si eres ingeniero, te dicen que su hermana también y que es rubia y se llama Ana y mide más o menos así —y entonces levantan la mano a media altura—. Son personas dedicadas a encontrar los lazos invisibles que nos unen. Que nunca desfallecen aunque casi nunca tienen éxito. Pero los rarísimos días en que descubren una conexión dan un saltito y les brillan los ojos. Felices.
Me gusta la gente de fútbol porque es intrascendente y por eso disfrutarlo es puro genio. Ya lo resumió Jabois: «Hay pocas cosas más felices y divertidas que ser madridista. Yo no las conozco».
Me gusta mi hermano porque cuando le preguntas si quiere desayunar te dice que quiere palomitas.
Me gustan las personas del poema de Borges:
Un hombre que cultiva su jardín, como quería Voltaire.
El que agradece que en la tierra haya música.
El que descubre con placer una etimología.
Dos empleados que en un café del Sur juegan un silencioso ajedrez.
El ceramista que premedita un color y una forma.
El tipógrafo que compone bien esta página, que tal vez no le agrada.
Una mujer y un hombre que leen los tercetos finales de cierto canto.
El que acaricia a un animal dormido.
El que justifica o quiere justificar un mal que le han hecho.
El que agradece que en la tierra haya Stevenson.
El que prefiere que los otros tengan razón.
Esas personas, que se ignoran, están salvando el mundo.
Me gusta la gente que odiaba cortar el césped y se ha apuntado a un huerto urbano, los que van dos veces a ver la misma película, quienes escuchan Interstellar pensando en el espacio y quienes escriben con estilográficas de distintos colores, siguiendo unas reglas arbitrarias pero muy importantes.
Lo diré otra vez: disfrutar fácilmente me parece una virtud y por eso respeto las modas. Y no me importa si son mainstream o hipster. Si alguien es feliz yendo de despedida a Ibiza, memorizando a Melville, leyendo El capital de Piketty o poniendo frases de azucarillo en su Facebook, todo me parece bien.
Lo extraño es lo contrario: pretender juzgar los pasatiempos ajenos. Y es que el día menos pensado se te aparece alguien diciendo: «Oiga, disfruta usted mal», y a ver cómo le explicas que su opinión al respecto no importa en lo más mínimo.
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Me siento identificado en un montón de párrafos.


Víctor M. de Francisco
Perseguidor de casualidades
LA PRESILLA