Sigo de vacaciones, aunque ya no me queda nada.
Lo mejor
de las vacaciones no son ni los paisajes, ni las comilonas, ni las fotos de los
pies en la playa.
Lo mejor
son los amigos. Las conversaciones, los chascarrillos y los chistes. Y el otro
día nuestro amigo Jandro nos contó
uno que me viene al pelo para mostraros las combinaciones de esta
semana…
Dice que
va uno por la calle y se encuentra con el frutero del barrio de toda la vida y
le dice:
- Pero hombre ¡cuánto
tiempo!
- Es que ya no vivo
aquí (le responde el frutero).
- ¿Y eso? Y qué moreno
estás.
- Bueno, es que nos
hemos ido a vivir a Kiribati. Y claro, todo el día en el yate… cómo no voy a
estar moreno.
- Pero... cuéntame.
- Pues que un día vino
una mujer a la frutería y me preguntó que si le podía vender un kilo de naranjas
ya peladas. Y yo le dije que por supuesto que sí. Y oye, un éxito. Se lo dijo a
sus vecinos y empezó a venir multitud de gente. Nos pasábamos el día pelando naranjas. Se
corrió la voz y claro, mi mujer y yo ya no dábamos abasto a pelar naranjas.
Tuvimos que contratar a más gente y venga todos allí a vender
naranjas peladas.
- Pero ¿tanto negocio
es?
- Qué va… nos pasábamos
horas pelando naranjas. Y ahí estaríamos todavía si no nos llega a tocar el
Euromillones.
Pues
eso, que trabajando uno no se hace rico, así que ¿queréis seguir pelando
naranjas o preferís que os toque algo de
esto?