sábado, 25 de julio de 2020

¿Incongruencia, temor, supervivencia...?

No quiero que penséis que me posiciono ideológicamente con lo que os voy a contar. No tengo intención.

Pero esta semana, que estoy yo solo en el Estanco, me están pasando cosas que me hacen pensar que es muy difícil gestionar determinadas situaciones. Por ejemplo, la crisis sanitaria y económica en la que nos encontramos ahora mismo. ¿O es económica y sanitaria? ¿Qué va antes?

Os cuento un caso (aunque no es el único): tengo un cliente, mayor que yo, que viene a diario a por dos Rothmans, pero el caso es que nunca me había fijado en que entra sin mascarilla. Le advertí en un par de ocasiones acerca de la necesidad de llevarla puesta. El lunes me volvió a pedir su ración diaria y le dije mientras le atendía, que se tenía que poner la mascarilla. Pero se hizo el loco.

El martes volvió a por su par de Rothmans (8,30€) y lo intenté con cierta ironía: “¿Qué? ¿Tú vas por libre? La mascarilla es obligatoria en recintos cerrados” o alguna chorrada así le dije en los 20 segundos que dura nuestra relación diaria. Parecía haber agotado su paciencia.

A veces las miradas hablan. Y la que me echó en ese momento decía textualmente “me tienes hasta los cojones con la mascarilla”.

Claro, mi conciencia me obliga a recomendar su uso, aun cuando el Estanco está blindado, la gente accede de uno en uno y las operaciones no suelen durar más de un minuto.

Pero por otro lado, esta ha sido semana de pagas extra, de liquidación de IVA, de retenciones e ingresos a cuenta de IRPF y por supuesto, el resto de pagos inherentes al negocio. Y las ventas van bastante reguleras. Así que cuando ayer le vi entrar con su billete de 10€ en la mano, me llevé una alegría, lo tengo que reconocer.

Y por supuesto, no se me ocurrió decir ni mú de la ausencia de mascarilla en su cara.

Bueno, una microalegría. Pero como este es uno de muchos casos, pues al final la suma de varias microalegrías se convierte en una alegría.

En resumen, que si esto me pasa a mí, que soy un mierdecilla, pues imaginad una comunidad autónoma o un país...

¿Dónde está el punto de equilibrio entre la Salud Pública y la Economía?

Si lo pensáis, es el eterno dilema del tabaco. Mucho antes ya de esta pandemia.

En nuestro caso, “sólo” tendremos que protegernos para cuidar la salud, porque de la parte económica, tarde o temprano se encargarán estas combinaciones.


El “solo” va entre comillas para indicar que aunque parece fácil, no lo es tanto.


Mucha suerte.

jueves, 9 de julio de 2020

Perseverancia

Todos conocemos a alguien que acaba consiguiendo lo que se propone ¿a que sí?

Bueno, también hay quien emprende mil iniciativas y luego no acaba nunca ninguna.

Pero volvamos a la gente que alcanza el éxito, que es la que nos interesa.

Definamos niveles:

1.   NIVEL PRO. Aquí englobaríamos por ejemplo a todas aquellas personas que siguiendo un sueño, deciden montar un negocio (o continuar el familiar) y acaban convirtiéndolo en su forma de vida. Por regla general, la iniciativa es de la persona, pero la colaboración de un gran grupo humano alrededor es imprescindible.
2.   NIVEL ÉLITE SÚPER TOP. Es ese tipo de gente que a fuerza de no sé muy bien qué, consigue alcanzar metas absolutamente insospechadas. Se me ocurren por ejemplo un montón de líderes políticos nacionales y extranjeros. Pero hay cientos de casos: desde el Chikilicuatre hasta Belén Esteban, por citar un par de casos.
3.   NIVEL “McGYVER CHAVAL, VE A LLENAR EL BOTIJO”, que es el que me ha servido de inspiración para escribir este post. Es el caso de un bebé que nació el otro día en Vietnam. Es tan crack el chaval, que no sabemos ni el nombre. El caso es que en el Hospital internacional de Hai Phong, una madre de 34 años dio a luz a su tercer hijo. Hasta aquí, todo normal. Lo curioso es que la criatura salió con un artefacto entre sus dedos. Ni más ni menos, que el DIU (Dispositivo Intrauterino Anticonceptivo -no entiendo lo de la U- ) que le habían implantado defectuosamente a la madre. 
La prueba

4.    NIVEL PRESILLERO TOPE DE GAMA. Es el triunfo de la perseverancia, de la constancia, de machacar y machacar. Esas situaciones que de tanto ver fallar piensas que se han convertido en imposibles. Pero a pesar de los DIUs que nos ponen en los bombos (queda curiosa esta frase), y aunque sea absolutamente insospechado, este pequeño negocio familiar algún día acabará siendo famoso porque 82 majaretas vendrán a bailar el Brikindans, el Maiquelyason y el Robocop gracias a estas combinaciones


Por cierto, os diré que en la participación del mes pasado hemos recuperado 5,10€.
Aún así, id vendiendo lo que tengáis invertido en Bolsa, que la semana que viene previsiblemente os enviaré los saldos y pasaré el cepillo.










Si yo tuviera otro hijo, tendría que salir,
con bisturí láser de precisión, manguitos
del 0,2 y un grupo de soldadura.

viernes, 3 de julio de 2020

Feliz Cumpleaños

Una de las grandes ventajas que me ofrece esto de la Peña es la libertad de elegir el tema del que hablo cada semana. Así que hoy he elegido uno bastante personal, aunque por otro lado, nos concierne a todos.

Hoy mi padre habría hecho 96 años. Y si siguiera viviendo, seguro que le pillaríais en La Presilla. Él siempre decía que moriría con las botas puestas y así fue: uno de mis últimos recuerdos de él es sentado en la cama del hospital haciendo la Declaración de la Renta.

Digo que a vosotros también os concierne porque como no sé exactamente la fecha en la que mis abuelos abrieron la tienda por primera vez, hace ya unos años decidí establecer como “oficial”, la fecha del nacimiento de mi padre: el 3 de julio de 1924.

Así que hoy La Presilla cumple 96 años.

Casi un siglo de vida en el que hemos pasado por todo tipo de vicisitudes: La Presilla ha vivido una guerra, varias crisis económicas mundiales, aquí se produjo un asesinato (ya os he hablado en alguna ocasión de eso), pero también se han vivido muchas alegrías, se han dado muchísimos premios, se ha generado empleo a cientos de personas…

La Presilla es la imagen viva de un barrio que pasó de ser las afueras de una gran ciudad, a un barrio extremadamente comercial. Luego se transformó en Territorio Comanche plagado de yonkis y delincuencia. Y ahora vuelve a ser un barrio humilde, de trabajadores, donde la inmigración convive con la modernidad que poco a poco se va abriendo paso para volver a dar a esta zona de Madrid el esplendor que nunca debió perder.

El caso es que aunque mis abuelos, mi madre y yo hemos puesto nuestro granito de arena, La Presilla no sería lo que hoy es sin la increíble labor que realizó mi padre durante toda su vida. 

Son 25 años ya sin él, pero no hay día que no le recuerde, aunque sea un instante. Pero sin pena ya. Con alegría y sobre todo con orgullo. A veces lo que le digo es “Venga, vamos. Mueve hilos por ahí arriba y haz que saquen estos números…”


Mi padre siempre se ha llevado bien con todo el mundo, así que estoy seguro de que al que sea, le tiene ya medio convencido.








Dicen que me parezco mucho a él,
pero yo prefiero morir con las chanclas puestas
(o en su defecto, con las deportivas).

Noche de San Juan

No os pude escribir el otro día, pero seguimos en la semana en la que se celebra la noche más corta del año; la noche de San Juan.

En esta ocasión una celebración un poco rara porque por prevención frente a posibles contagios, no se ha permitido celebrar prácticamente en ningún lugar de España.

Pero nosotros, que somos más chulos que nadie, lo vamos a celebrar ahora mismo, dos días después y a través de la meditación:

     Imaginad una hoguera. Imaginadla tan grande como queráis. Primero se deben poner maderas y carbón, para generar una buena llama. Y cuando el fuego esté vivo en nuestro pensamiento, debemos empezar a echar todo eso que tira de nosotros hacia abajo: Rencores, resentimientos, miedos, culpabilidades, complejos, dolores... todo lo que nos impida ser felices lo debemos quemar.

Soy consciente de que habrá cosas que no ardan y al final, tendremos que cargar con ellas un año más (o varios). Pero es importante jugar a pensar que nos podemos deshacer de todo aquello que no nos ayuda, aunque sólo sea en nuestra imaginación. Viene a ser como lo que se estudia en primero de Informática: el reseteo. Es algo así como apagar y volver a encender.

Cuando todo se ha quemado y solo quedan las brasas, la tradición dice que hay que cruzarlas descalzo un número impar de veces para conseguir la liberación y la purificación del alma. Hay gente que incluso habla de poder atraer fortuna con estas técnicas y también a través del agua y la danza.

Entonces, recapitulemos...

El número impar lo tenemos, porque esta es la semana 25. Las brasas también, porque más brasa que os pego yo cada semana... Lo del agua ya va complicando un poco la situación porque con estos calores, la verdad es que yo soy más de cervecita. Aunque si no es bebida sino echada, tampoco me importa darme un chapuzón.

Donde le veo lagunas al plan es en el tema de la danza. No solo bailo fatal, sino que además mi mujer y mi hija dicen que cuando lo hago pongo cara de tolai.

Pero en fin, como es un ejercicio de imaginación y con el pensamiento se puede hacer casi lo que se quiera, me voy a imaginar bailando como Fred Astaire mientras recojo el cheque en la sede de Loterías.

Os recuerdo las combinaciones para que vosotros también hagáis vuestro ejercicio de meditación 

 





Os debo tener quemaditos ya.
Y encima, os hablo de hogueras