Últimamente,
la gente a mi alrededor (y yo mismo) transmitimos en mayor o menor medida
bastante carga de estrés o de ansiedad. Yo trato de combatirlo con deporte. Y no
me va mal. Y no solo verlo o practicarlo, que me encanta. Me relajan mucho las
historias de deportividad. Me pirran las anécdotas en las que el deportista
traspasa los límites del Deporte. Y esta semana me he encontrado con
tres:
· La primera que no os la cuento porque es la última que he conocido, y tengo
que investigar más, pero tiene pinta de ser muy curiosa. Os dejo los datos: se
trata de una chavala de 22 años, Lorena Ramírez, ganadora en julio de 2.017 de
la Ultramaratón de los Cañones de Guachochi (100 km ). Buscadla en Internet por
favor. No os defraudará. Dedicado a todos aquellos que llevan 500€ encima cuando
salen a correr.
·
La segunda historia es más antigua. Es la historia de Luz Long. Un hombre, a
pesar del nombre. Fue un saltador de longitud alemán, rubio, ojos azules, casi
dos metros de tío. Lo que venía siendo el modelo perfecto que buscaba Hitler en
la raza aria. Pues bien, en los Juegos Olímpicos de Berlín 1936, organizados
presumiblemente para demostrar la superioridad de la raza, con el Führer en el
palco, se produjo un hecho histórico: se necesitaban superar 7,15m. en la fase
de clasificación, para poder pasar a la final de Salto de Longitud. Luz Long
hizo 7,25m. sin problema. Pero su máximo competidor, os sonará el nombre, Jesse
Owens, que acababa de ganar la prueba de los 100m. lisos, hizo dos intentos
nulos. Solo le quedaba una oportunidad. Entonces Long, a la vista de todo el
estadio, se acercó a él y le dijo que estaba intentando batir un récord en cada
salto. Que era mejor que saltara desde más atrás porque tenía potencia
suficiente para pasar el corte. Y luego, que arriesgara ya en la final. Owens hizo caso
de su consejo y aunque despegó 20 centímetros antes de la
línea, se clasificó sin problemas.
Ya
en la final, Luz Long realizó su mejor marca personal (7,87m.) que solo fue
superada por los 8,06
metros que voló Jesse Owens, estableciendo un nuevo récord
olímpico. Long fue el primero en felicitarle.
La
anécdota, que a mí me encanta, a Adolf no le debió de hacer tanta gracia. De
hecho, los deportistas alemanes de élite poseían el privilegio de no tener
obligación de alistarse en el ejército, pero casualmente, Luz Long murió en
combate, en la invasión aliada de Sicilia
(1943).
· Y la tercera historia es la de Rafa Nadal. Hay mil
anécdotas de él que contar, pero la imagen de ayer con las botas de agua y el
escobón en la mano en las terribles inundaciones de Mallorca, ayudan a olvidar
la angustia que nos quieren transmitir algunos/as cafres por no saber entender
cómo se debe gestionar la ambición.
Podría
contar una cuarta historia de deportividad y de saber perder. Es la de un grupo
de personas que fían su Suerte a un chalado que no es capaz de acertar nunca ni
un número. Pero no la puedo contar porque a lo mejor este fin de
semana…
Feliz
Día de la Hispanidad.
LA PRESILLA
Lo
importante es participar…
…de
los beneficios.
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