jueves, 11 de octubre de 2018

Deportividad

Últimamente, la gente a mi alrededor (y yo mismo) transmitimos en mayor o menor medida bastante carga de estrés o de ansiedad. Yo trato de combatirlo con deporte. Y no me va mal. Y no solo verlo o practicarlo, que me encanta. Me relajan mucho las historias de deportividad. Me pirran las anécdotas en las que el deportista traspasa los límites del Deporte. Y esta semana me he encontrado con tres:

         · La primera que no os la cuento porque es la última que he conocido, y tengo que investigar más, pero tiene pinta de ser muy curiosa. Os dejo los datos: se trata de una chavala de 22 años, Lorena Ramírez, ganadora en julio de 2.017 de la Ultramaratón de los Cañones de Guachochi (100 km). Buscadla en Internet por favor. No os defraudará. Dedicado a todos aquellos que llevan 500€ encima cuando salen a correr.
        
· La segunda historia es más antigua. Es la historia de Luz Long. Un hombre, a pesar del nombre. Fue un saltador de longitud alemán, rubio, ojos azules, casi dos metros de tío. Lo que venía siendo el modelo perfecto que buscaba Hitler en la raza aria. Pues bien, en los Juegos Olímpicos de Berlín 1936, organizados presumiblemente para demostrar la superioridad de la raza, con el Führer en el palco, se produjo un hecho histórico: se necesitaban superar 7,15m. en la fase de clasificación, para poder pasar a la final de Salto de Longitud. Luz Long hizo 7,25m. sin problema. Pero su máximo competidor, os sonará el nombre, Jesse Owens, que acababa de ganar la prueba de los 100m. lisos, hizo dos intentos nulos. Solo le quedaba una oportunidad. Entonces Long, a la vista de todo el estadio, se acercó a él y le dijo que estaba intentando batir un récord en cada salto. Que era mejor que saltara desde más atrás porque tenía potencia suficiente para pasar el corte. Y luego, que arriesgara ya en la final. Owens hizo caso de su consejo y aunque despegó 20 centímetros antes de la línea, se clasificó sin problemas.

Ya en la final, Luz Long realizó su mejor marca personal (7,87m.) que solo fue superada por los 8,06 metros que voló Jesse Owens, estableciendo un nuevo récord olímpico. Long fue el primero en felicitarle.

La anécdota, que a mí me encanta, a Adolf no le debió de hacer tanta gracia. De hecho, los deportistas alemanes de élite poseían el privilegio de no tener obligación de alistarse en el ejército, pero casualmente, Luz Long murió en combate, en la invasión aliada de Sicilia (1943).

         · Y la tercera historia es la de Rafa Nadal. Hay mil anécdotas de él que contar, pero la imagen de ayer con las botas de agua y el escobón en la mano en las terribles inundaciones de Mallorca, ayudan a olvidar la angustia que nos quieren transmitir algunos/as cafres por no saber entender cómo se debe gestionar la ambición.

Podría contar una cuarta historia de deportividad y de saber perder. Es la de un grupo de personas que fían su Suerte a un chalado que no es capaz de acertar nunca ni un número. Pero no la puedo contar porque a lo mejor este fin de semana…


Feliz Día de la Hispanidad.




Víctor M. de Francisco
LA PRESILLA
Lo importante es participar…
…de los beneficios.

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