Madre
mía, a qué velocidad nos movemos. Antes necesitábamos años para ver qué pasaba
en una serie, y a veces ni eso, porque por ejemplo, en La Casa de la Pradera
¿llegó a pasar algo alguna vez?
Ahora
nos vemos tres temporadas en un fin de semana.
Lo
increíble es que ya nos pasa lo mismo en la vida real. Antes había altos
mandatarios que duraban 40 años o seleccionadores que estuvieron ahí 27 años y
ahora duran 10 minutos. Y en todos los casos suele haber un problema de ética, o
mejor dicho, de falta de ética. Y yo creo que es porque el problema está en
la base. La
Ética que se da en el colegio (si es que se sigue dando) se refiere a Sócrates o
a Platón. Pero no hablan de honestidad, nobleza u
honor.
Y claro,
así nos va.
Las
personas de este siglo, da igual que manejen gobiernos, empresas, equipos de
fútbol o simples padres de familia sin más, hablan 3 idiomas, han viajado por
todo el mundo, tienen unos conocimientos y una preparación muy superior a la que
necesitan, pero muchas veces les faltan escrúpulos. Seguro que conocéis algún
caso.
Bueno,
disculpad la rabieta, pero a todo lo acontecido ayer, sumé que una persona con
la que había llegado a un acuerdo cerrado con un apretón de manos, me defraudó.
Lo bueno
es que no forma parte de esta panda de amiguetes que formamos la Peña, así que,
como nos va a tocar esta noche, no me va a dar ninguna pena saludarle desde mi
Ferrari nuevo. Porque en realidad ¿cuál es el único objetivo de la lotería? No.
No es que nos toque. Es generar envidia entre los que no
jugaban.
Insistimos
con las mismas combinaciones
LA PRESILLA
La verdad es que
nunca
me compraría un
Ferrari
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