Os
traigo la historia del lugar que va a ser a partir del lunes, vuestro principal
foco de atención.
Hoy en dia, hablamos del muro de
Berlín, del que quiere plantar Trump en la frontera con México, etc.
Pero ya en la década de 1630, cuando la ciudad de Nueva York era una colonia
holandesa, se construyó un muro de casi medio kilómetro en la parte baja de la
isla de Manhattan para evitar que los habitantes de Nueva Inglaterra, los
británicos o los nativos americanos, invadieran el lugar. A lo largo del muro
los colonos instalaron tiendas y almacenes, y pronto se formó ahí una calle con
una intensa actividad comercial en la que se intercambiaban alimentos, animales,
tabaco, monedas, pieles y otras mercancías. La gente comenzó a llamarla Wall
Street (‘calle del muro’). Fue ahí donde a comienzos del siglo XIX nació la
Bolsa de Valores de Nueva York (The New York Stock Exchange), actualmente el
principal mercado bursátil del mundo.
Conectada con el Río
Hudson y el Río Este, Manhattan se convirtió en un importante centro de comercio
cuyas transacciones se llevaban a cabo al aire libre, principalmente en Wall
Street, donde se formaba un gran alboroto, sobre todo al mediodía. Wall Street
se llenó de personas que a diario negociaban libremente con bonos y acciones.
Pero como lo hacían de modo desorganizado porque no existía un reglamento,
existían muchos fraudes y muchas falsificaciones de bonos. Cansados de la
situación, en marzo de 1792 veinticuatro comerciantes se reunieron en secreto en
la habitación de un hotel para discutir cómo poner orden al negocio de valores.
El 17 de mayo de aquel año firmaron, bajo la sombra de un árbol de
sicomoro (que sigue estando
allí), el llamado "Buttonwood
Agreement", en el cual se establecían reglas para
comerciar con acciones.
Como curiosidad, os
diré que a la caída del 29 estuvo a punto de acompañarle otra caída: la de las
estatuas que aparecen en el frontis de la fachada , por su excesivo peso. En concreto, una que
representa la Lealtad.
¿Cuál fue la
solución? Pues para aligerarla, decidieron dejarla
hueca.
No deja de ser
curioso que la Lealtad de La Bolsa de Nueva York esté vacía por dentro. Es todo
un síntoma.
Mi lealtad hacia
vosotros, sin embargo, es sólida como un lingote de oro. Prueba de ello es que
aquí estoy, en el otro extremo del mundo, deseándoos mucha suerte con estas
combinaciones
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