He
dudado. No sabía si titular el post con una palabra tan fea. Pero hoy me
apetecía hablar de determinadas conductas que observo, que me da la sensación de
que se desarrollan supuestamente para defender una opinión o a un colectivo,
pero que en realidad no es más que la intención de mantener una pose. Sin más.
Importando más la imagen social que genera, que el hecho que se defiende en sí.
Y a veces incluso, sin ninguna base histórica.
Y
ante esto, lógicamente, no iba a cometer yo el mismo error autocensurándome a mí
mismo... Así que se queda con “Gilipolleces”.
Os
pongo dos ejemplos de actualidad:
El
primero, es la intención de una concursante de Operación Triunfo de cambiar una
palabra de la letra de una canción de Mecano; donde dice “mariconez”, quería
decir otra palabra para no atentar contra el colectivo LGTB (al final no sé en
qué quedó la cosa, la verdad).
No
sé. Entiendo que nadie se puede sentir realmente herido/a por eso. Más aún
cuando la canción está escrita en el contexto de los años 80. Y además,
independientemente de ideologías, no creo que nadie tenga derecho a modificar
una obra, salvo su autor.
A
mí me da la sensación de que bajo el pretexto de la defensa del colectivo gay,
lo que se está haciendo es tratar de crear una polémica artificial para dar
publicidad al programa. Más aún, teniendo en cuenta que la cantante de Mecano
forma parte del jurado. Sinceramente, me parece un
guión.
El
otro ejemplo os lo cuento porque lo leí el otro día en Facebook y me pareció
bastante interesante:
Según
la mitología griega, una ninfa llamada Atalanta, una magnífica cazadora que
tenía encandilados a los muchachos, cansada ya de que todos le piropearan, retó
a sus pretendientes a una carrera (sabiendo que iba a ganar ella), en la que el
ganador obtendría su amor. Ninguno era más rápido que ella, pero hubo un
listillo, Hipómenes, que pidió ayuda a la diosa Afrodita. Y esta
utilizó sus tretas para conseguir que el chaval llegara antes que
ella.
Se
enamoraron y no sé qué tipo de Viagra griega les facilitaría Afrodita, que la
pareja no paraba de hacer el amor. Hasta que un día, la diosa Cibeles les pilló
haciéndolo dentro de su templo y les castigó: les convirtió en leones. Les
obligó a tirar de su carro durante toda la Eternidad y además, les prohibió
volverse a mirar a la cara.
¿Y
a cuento de qué nos viene este tío ahora con una de griegos? Os estaréis
preguntando...
Bueno,
pues esos dos “leones” son los que están en la fuente de Cibeles. Pero también
les podéis encontrar en la puerta del Congreso de los
Diputados.
Representan
el desaforado amor entre un hombre y una mujer. Sin embargo, alguien ha pensado
que es una desconsideración que haya dos leones y ninguna leona en el Congreso.
Y entonces, han decidido plantar allí una nueva estatua de una leona, no sé si
de forma permanente o temporal.
En
fin... supongo que estará hecho con la mejor intención, pero a veces pienso que
no deja de ser nada más que postureo.
Yo,
como no soy políticamente correcto, me he negado a poner la misma cantidad de
números pares que de impares en nuestras combinaciones, con dos cojones. Por
cierto, los que le faltan, y no es coña, a uno de los leones de la puerta del
Congreso (a Atalanta, concretamente, por ser
mujer).
Bueno,
espero que no os importe que comparta mis reflexiones con
vosotros.
Un
abrazo.
Víctor M. de Francisco
LA PRESILLA
Cuando
no pongo el mismo
número
de pares que de impares...
¿No
cumplo con la paridad, o con la imparidad?