viernes, 5 de febrero de 2021

Palabras

 El vocabulario castellano como el de cualquier parte del mundo es extremadamente rico. Y en su riqueza descubrimos palabras a las que le pasan cosas muy raras, sobre todo cuando intentamos internacionalizarlas. Os pongo algún ejemplo: hay un famosísimo hotel en Madrid que se llama Eurobuilding.

Muy bien, me gustaría saber cómo lo habéis pronunciado. La mayoría habrá dicho “Eurobilding”. Pero en realidad no tiene sentido porque si no pronuncias de forma inglesa el euro, no tienes por qué pronunciar de forma inglesa el building. Es decir, sería “iurobilding” o “eurobuilding” como suena.

Otro ejemplo. Cuando hablamos de la ciudad alemana, para hacernos los chulitos, hablamos de Miunik, que queda súper guay. Pero en realidad los alemanes a Munich le llaman München con lo cual tratamos de pronunciar en inglés (supongo) una palabra que es alemana. Ningún sentido.

Luego hay palabras feas. Pederastia no hay por dónde cogerla. Ni por pronunciación, que yo siempre trato de meter una R por algún sitio, ni por supuesto por significado.

 Y por último, hay palabras confusas. No es lo mismo un billón dicho por un europeo (que sería un millón de millones), que un millón dicho por un americano (que serían mil millones).

 En cualquier caso, a mí ya me confundirían los 130 millones que hay esta noche en Euromillones.

 

 

Por cierto, a vosotros... ¿os gusta el corrusco del pan? ¿O es coscurro? No sé. En realidad, yo creo que le llamo currusco.

 Buen fin de semana.

 

Palabrería

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