Estoy
nervioso.
Estoy
a punto de emprender con mi familia un viaje extraordinario. Entre otras cosas,
porque nunca he estado tan cerca de las Kiribati como lo voy a estar estos
días.
Quizá
sea una premonición. O quizá sea que ya, por pura estadística, nos vaya tocando
acertar unos cuantos numeritos y dejar de cobrar centimillos para empezar a
repartir billetes.
El
caso es que insisto en las combinaciones de la semana pasada (que por cierto,
nos han reportado 80 céntimos a cada uno) para La Primitiva de los dos
días.
El
próximo post (espero que anunciando un buen premio) os lo escribiré desde
Tokio.
Hasta
entonces, un abrazo muy fuerte.
Presilleros por el
mundo
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