Mucho
tiempo sin saber de vosotros.
Disculpad.
Como
sabéis, se ha suspendido toda actividad económica y entre otras cosas, se han
suspendido todos los sorteos de Loterías. Por eso no he contactado antes con
vosotros.
Aún así, os
escribo para comentaros algunas cosillas y para tratar de mantener arriba el
ánimo.
· Lo
primero, que llevamos ya 3 semanas sin perder un euro con la Peña. No os
quejaréis...
· Lo
segundo, que tenía el blog absolutamente desactualizado y durante estos días de
reclusión he aprovechado para ir metiendo contenido, aunque me faltan aún muchos
meses que incorporar.
El blog es
como los boletos de la Peña: ideal para ir al baño. Lo que ocurre es que el blog
sirve para leerlo durante, y los boletos sirven para limpiarse con ellos
después. Para que luego digan que se necesita papel
higiénico.
· Y
por último, os quería mostrar un sentimiento. Como todo el mundo, recibo
millones de whatsapps estos días, leo todos los que me llegan escritos (no
reenviados), y no veo apenas fotos, ni vídeos (ya os contaré lo que me pasó por
hacer caso a un vídeo). Pero de entre todos ellos, os voy a hablar de uno. Es de
un grupo muy reducido; somos cuatro amigos que nos queremos como hermanos. Y
aunque suena un poquito gay (nada más lejos), decía uno de ellos que "el abrazo
que nos damos cuando nos vemos no tiene nada que ver con el abrazo que te das
con tu pareja o con tus hijos, que ese abrazo que abarca todo el cuerpo es la
hostia y que cuando desaparece te encuentras como perdido, que no sabes lo que
pasa. Y lo que pasa es que no pasa. Y eso
duele."
Ya os avisé
que sonaba un poco mariflor, pero estoy absolutamente de acuerdo con lo que
dice. De hecho, el otro día quedé en el portal de mi casa con otro amigo al que
también quiero con locura (yo es que soy muy de querer). Vino a traerme unas
cosas que a lo mejor me dan para escribir otro post, por cierto. Y nos paramos a
la distancia que nos marcaban nuestros brazos, para que me diera lo que me tenía
que dar. Y nos quedamos una décima de segundo balanceando el cuerpo como dudando
si abrazar o no. La prudencia nos impidió hacerlo, pero es verdad que no poder
hacerlo duele.
Como duele
cuando voy a casa de mi madre. Que prefiero dejarle la compra en la puerta e
irme, porque si la veo, me entran ganas de estrujarla entre mis
brazos.
Pero todo
esto pasará. Y nos volveremos a
abrazar.
Tenemos
(que yo sepa) dos participantes de la Peña en el hospital. Y con ellos también
me abrazaré. Pero ese abrazo será aún más especial, porque será en bañador en la
playa de Tabuaeran (Kiribati). Estoy
seguro.
...Bueno,
estoy seguro de lo del abrazo. De lo otro tengo que reconocer que no estoy tan
seguro.
Un abrazo a
todos (hoy no podía acabar de otra
manera).
The
best place in the
world
is inside a hug...
...in
Kiribati
No hay comentarios:
Publicar un comentario