viernes, 20 de noviembre de 2020

La leyenda del granjero

 

Cuenta la leyenda que en cierta ocasión, a un granjero se le escapó su mejor caballo. Los vecinos fueron a consolarle y le dijeron que había tenido muy mala suerte. Pero él les contestó que era difícil saber si ese hecho era bueno o malo.

A los pocos días, el caballo regresó a la granja en compañía de siete magníficos caballos salvajes. Entonces el vecindario vino a felicitarle y comentaron la buena suerte que había tenido. Pero él replicó diciendo: “es difícil saber si este hecho es bueno o malo”.

 

Dos días después, el hijo del granjero, intentando domar a uno de los caballos salvajes, cayó y se rompió una pierna. Entonces hubo una parte del pueblo que pensó: “yo no voy a ir a decirle nada al tío ese, que es un pedante. Siempre con la misma cantinela”. Pero la otra parte del pueblo sí acudió para interesarse por el chaval. Fue entonces cuando el panadero le dijo al granjero: Qué pena ¿no? Y este le respondió “¿pena? ¿Por qué? Es difícil saber si ese hecho es bueno o malo.

 

No habían pasado ni dos semanas cuando se declaró la guerra y vino una brigada del ejército a reclutar al chaval. Pero en el estado que tenía la pierna, consideraron que era absurdo hacerle ir a la guerra.

 

Ya nadie fue a darle la enhorabuena. Los tenía a todos hartos siempre con el mismo comentario.

 

Sin embargo, en el mercadillo de la plaza no se hablaba de otra cosa, y eran muchos los que, con voz burlona repetían lo de “es difícil saber si este hecho es bueno o es malo”.

 

Lo que hacía el granjero era únicamente tratar de no etiquetar constantemente las situaciones. Porque muchas veces ante escenarios presumiblemente negativos, tendemos a perder demasiado tiempo en lamentaciones. Incluso a veces, nos podemos paralizar. Y del mismo modo, ante hechos positivos podemos caer en la tentación de dejarnos llevar hasta el punto incluso, de no saber aprovechar lo obtenido.

 

Por tanto, vivamos la vida tal como nos viene, sin tratar de juzgarlo todo, porque hay un componente de azar que no depende de nosotros, y que debemos aceptar para poder seguir trabajando en lo que sí está en nuestras manos.

 

No debemos perder tiempo examinando cada cosa que nos ocurre en la vida. Simplemente vivámosla.

 

Hasta aquí la leyenda y su moraleja.

 

Pero a mí siempre me han hecho mucha gracia estos cuento de autoayuda que tratan de cambiar tu forma de ser. A ver quién es el guapo que esta noche, cuando vea que hemos acertado los 5 números y las dos estrellas del Euromillones, que diga sin ni siquiera media sonrisilla: “es difícil saber si estos 64 millones de euros que nos acabamos de llevar son un hecho positivo o negativo”...

 

Ahí tenéis las combinaciones.

 

 

 

 

 

L A   P R E S I L L A

Qué cansino el granjero.

 

 

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