En esto que ahora
se ha venido a llamar “Marca España”, aparte del jamón ibérico, las playas, el
turismo de calidad, los triunfos deportivos, etc. etc. hay otro elemento que ha
contribuido de manera muy importante a dar a conocer nuestro país en el
extranjero: los grandes empresarios. Ahí están Amancio Ortega, Juan Roig,
Francisco
González , Botín…
Hoy os voy a
contar la historia de otro grande, que aunque supongo que no estará al nivel de
estos, tengo que reconocer que es un máquina: Xavier
Gabriel.
Eso sí, la voy a
contar tal como yo creo que es, y aviso que igual sale un poco arduo (a la par
que interesante):
Xavier Gabriel es
el dueño de La Bruja de Oro. Es un as de la comunicación. Una persona
inteligente que ha sabido dar una magnifica repercusión a su beneficio, de tal
manera que éste ha ido aumentando exponencialmente.
Inteligente porque
supo ver lo que no veíamos nadie. Y se atrevió a hacerlo. Me explico; nosotros
solo podemos pedir 8 ó 10 números concretos de lotería para el sorteo de
Navidad, además de nuestros números abonados. Es decir, no podemos pedir los que
queramos. Pero sí podemos elegir cómo los queremos recibir.
Se entenderá mejor
con un ejemplo: Si mi consignación (es decir, lo que recibo) es de 1000
billetes, pido que casi la mitad sean series completas, es decir, números
enteros (en este ejemplo serán grupos de 150 billetes del mismo número) para
poder atender a empresas grandes. Luego pido varios grupos más pequeños (de 50
billetes) para satisfacer a pequeñas empresas, clubes, asociaciones, etc. y el
resto, lo que nosotros llamamos salpicado, son billetes sueltos.
Esta
configuración, que es la típica, nos reportaría 4 números enteros (600
billetes), más 7 grupos de 50 billetes (que serían 350 billetes), más el resto,
otros 50, en salpicado. Repito que es un ejemplo ficticio, pero esclarecedor.
Total, que recibo 1000 billetes de lotería, pero en realidad, mi posibilidad de
dar el Gordo se reduce a 61 números diferentes (4 enteros + 7 grupos + 50
salpicados).
¿Qué creo que hizo
Xavier Gabriel en los inicios? Pues simplemente sacrificar a las empresas y
pedir el máximo posible en salpicado (que nunca es el total).
¿Y cómo lo hizo
para vender tanto número suelto? Creando una web súper potente cuando el resto
todavía debatíamos sobre si eso era legal o no.
Conclusión, que
mientras la administración de Loterías normal tenía 61 posibilidades de dar el
Gordo, él contaba con 600 números diferentes, es decir 600 posibilidades (o
más). Esa fue su primera gran decisión. No sé los años que tardó en dar el Gordo
la primera vez, pero una vez que lo dio, su habilidad para manejar los Medios de
Comunicación y su inteligencia hicieron el resto. Eso, y el dato curioso de que
la gente se siente atraída por los lugares que creen que dan suerte. Este último
hecho hace que una administración de Loterías que da el Gordo reciba muchísima
más lotería (quizá el doble) que en el sorteo anterior. Imaginad qué pasaría si
recibiendo el doble de lotería, mantiene la misma estrategia: pues que las
posibilidades de dar el Gordo (otra vez) se le duplican (ahora estaríamos en un
1200 contra un 61 de la admón. media).
¿Por qué os decía
lo de la habilidad con los Medios? Pues porque este hombre, que es muy
espabilado, sabía que tarde o temprano llegaría el día y tenía que aprovechar el
minutito de Televisión como si fuera oro. Y en eso lo convirtió. En oro. Tenía
estudiado hasta el más mínimo detalle:
·
Primero había que
afianzar el nombre. Hay que repetirlo mucho para que la gente se quede con él.
·
Luego hay que
sacar partido al pueblo: Sort es Suerte en catalán. Y eso da muchísimo caché.
Estoy seguro que no fue casualidad que instalara allí la administración.
·
Y por último, lo
más importante: el lenguaje. No es lo que dice, sino lo que queremos escucharle.
Él decía “hemos vendido ÍNTEGRO AQUÍ toda la consignación”. Eso significa que ha
recibido 1 billete y lo ha vendido entero. Pero la gente nos quedamos con que ha
vendido el número entero, íntegro (todas las series).
·
“Y además lo hemos
vendido por Internet, a través de nuestra web”. Solo un mago de la Comunicación
es capaz de incluir un corte publicitario dentro de su propia publicidad, ya de
por si gratuita y en el momento de máxima audiencia quizá del
año.
Cada vez que da el
Gordo, aumenta las posibilidades de darlo al año siguiente, por eso os decía que
es exponencial.
Y cuando no lo da,
tiene la fuerza mediática suficiente como para seguir encontrando publicidad
gratuita. ¿No os suena que un año pago un viaje para viajar a la Luna, por
ejemplo? El “astronauta” le llaman en el gremio.
Lo que os digo, un
máquina. Y que conste que no lo digo desde el rencor. Creo que es una persona
que está o ha estado a punto de reventar el negocio de la Lotería, pero le
reconozco su valía.
Estos días, como
no podía ser de otra manera, ha salido en Prensa diciendo que traslada su
domicilio fiscal. No puede mover la administración de donde está. Loterías no lo
permite. Pero da igual, él cambia algún negociete que tenga por ahí montado y ya
ha aprovechado otra cuña publicitaria gratuita de un par de
días.
Ahora su negocio
es tan boyante, que recibe tantísima lotería, que por supuesto que puede hacer
frente a la demanda de cualquier tipo de empresa sin rebajar sus probabilidades
de volverlo a dar el Primer Premio.
Es más, ha debido
llegar (ya hace tiempo) al máximo salpicado posible. Es decir, que todo número
que no esté abonado en alguna administración, entra en la consignación de La
Bruja de Oro.
Haced la prueba:
buscad 10 décimos al azar para el sorteo de Navidad y ya veréis como 7 aparecen
consignados allí.
Pero eso no tiene
nada que ver con la Suerte. La Suerte
la tiene el que comprando allí (o en cualquier punto de España), consigue el
número premiado. O el que recibiendo pocos números vende el agraciado. Eso es
Suerte. Lo demás solo es fruto de una buena gestión
comercial.
Así que siguiendo
este método de aplicar la lógica frente al azar, esta semana atacamos a
la Bono
Loto , que es el juego más barato. El que nos da más
probabilidades por el mismo dinero.
Abrazo
fuerte.
Víctor M. de Francisco
LA PRESILLA
Y nosotros
mientras…
…ni el re-integro
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