¿No os ha pasado nunca que llegas
al trabajo pensando que va a ser un día tranquilo, con el jaleíllo propio de un
viernes (en este caso) pero sin más historia, y luego se empieza a complicar y a
complicar, y cuando te quieres dar cuenta el estómago empieza a pedirte comida
porque son las 3 y media de la tarde y tú todavía no has hecho ni la primera
cosa que traías pensada hacer?
Pues a mí eso, hay días que no me
pasa.
Por supuesto hoy también me ha
ocurrido. Disculpad el retraso.
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