martes, 10 de abril de 2018

Caído del cielo

Una vez mi hermano, siendo muy pequeño, cogió una piedra bien gorda y la lanzó para arriba con todas sus fuerzas gritando: “las cosas que caen del cielo no hacen daño”...

...5 puntos de sutura hubo que darle. Pobrecillo.

Me he acordado de aquello porque últimamente están cayendo cosas muy raras del cielo.

Y no me refiero solo a la nieve que ha caído en Madrid esta semana, que ya es raro. Es que el otro día en Pamplona, cayó una merluza congelada y rompió el parabrisas de un coche.

De verdad, no es coña. Buscadlo en internet.

Pero no queda ahí la cosa. Hace unos días, en Yakutia, que por lo visto es la zona más fría de Rusia (madre mía, cómo será), empezaron a caer lingotes de plata y de oro desde un avión. Dicen que fue un problema con el fuselaje, pero suena más a complot de historia de mafias. Vete tú a saber...

En fin, que con tanta precipitación, quién me dice a mí que no nos pueden caer a nosotros los 13,6 millones de Bote que hay en El Gordo de La Primitiva este domingo.

Que sepáis que este mensaje vale también para la semana que viene, en la que vamos a jugar desde el lunes y hasta el sábado la misma combinación a la Bono Loto, porque estoy fuera de Madrid y así me despreocupo.

Por cierto, vuelvo la semana que viene en avión. Espero que no se caiga.


Ciencia

Pues por unos motivos o por otros, esta sin duda está siendo la semana de la Ciencia y de los Números.

Primero porque el miércoles fue el Día Internacional del Número Pi (π ) (me ha costado 2 horas encontrar el simbolito en el teclado). Todos sabéis que en el modelo de fecha internacional, el mes va a antes que los días, por eso el miércoles fue 3.14. De ahí lo del Día del Número Pi, del que hablaremos otro día, que hoy voy volao.

Pero es que además esta semana ha terminado de morir Stephen Hawking, admirado hasta el extremo por todos nosotros aunque ninguno entendamos ni papa de lo que dice. Yo solo sé que hablaba de agujeros negros y en ese campo, no creo que este hombre tuviera más experiencia que nosotros. Vamos, dime tú a mí si apostar alrededor de 300€ semanales durante no sé cuántos años ya, y no conseguir acertar prácticamente nada, no es estar inmerso en un agujero negro de dimensiones infinitas.

Y ahí va a estar nuestra grandeza. Que vamos a demostrar que de los agujeros negros también se sale. Ya lo veréis.

Como os digo, está siendo la Semana de los Números y todavía tienen que ocurrir más acontecimientos relacionados con ellos. Por ejemplo, se podía producir una compensación merecida: la semana pasada, de 17 números que llevábamos, no acertamos ni uno, así que esta semana, los podíamos acertar todos. ¿no creéis?


Ahora en serio, la Semana de la Ciencia suele caer allá por octubre más o menos, pero yo no quiero esperar tanto. A ver si el domingo nos llevamos una alegría.



Víctor M. de Francisco
LA PRESILLA
Hasta los (pi) de no acertar nunca.

Galletas

No nos toca nada (bueno, la semana pasada 90 céntimos) y nos sentimos pobres, desgraciados, poco afortunados. Pero no es así. Las cosas no siempre son como creemos que son.

Os voy a contar una historia.

Fue en el aeropuerto Madrid Barajas cuando todavía se llamaba solo así. Un día de estos de huelga de controladores aéreos, que provocan unos retrasos insufribles.

Una muchacha aburrida, decidió comprar un paquete de galletas en una de las tiendas de la Terminal.

Cuando regresó a su asiento en una de las salas de espera próxima al embarque, buscó entretenimiento en su libro, que estaba muy interesante. A su lado se sentó un hombre que sacó una revista y también comenzó a leer.

Cuando ella cogió la primera galleta, el hombre también tomó una. Ella se sintió violenta, pero le dio vergüenza decirle nada. Y continuó leyendo.

Al rato se repitió la situación. Ella cogió una galleta y él, con total naturalidad, cogió otra. No se atrevía a decirle nada, pero su indignación hacía que no pudiera concentrarse y que volviera a leer el mismo párrafo una y otra vez sin saber lo que estaba leyendo.

Cada vez que ella tomaba una galleta, él cogía otra.

Estaba enfurecida. “Me están entrando ganas de meterle un puñetazo en el ojo” pensaba. De hecho, a punto estuvo de darle con el libro en la cabeza una de las veces que el tío descarado volvió a meter la mano en el paquete de galletas.

Así estuvieron hasta que tan solo quedó una. La chica, que aunque seguía mirando al libro, ya había abandonado por completo la lectura, pensó “queda una, a ver qué hace el sinvergüenza este”. Y no penséis que el hombre se acobardó. Todo lo contrario. Cogió la última, la partió por la mitad, se comió media sin inmutarse y dejó ahí la otra media.

La chica, a la que no le he puesto nombre, estaba enfurecida. Le iba a decir algo, cuando por fin anunciaron su vuelo.

Relajada, se sentó en su asiento, ya en el interior del avión, abrió el bolso para guardar su tarjeta de embarque y cuál fue su sorpresa cuando vio allí dentro su paquete de galletas intacto. Fue entonces cuando se dio cuenta de que el hombre había compartido sus galletas con ella sin sentirse indignado, nervioso ni enfurecido. Sintió vergüenza…

Ya no había tiempo para disculpas, ni explicaciones. Él iba en otro vuelo.

¿Cuántas veces nos comemos las galletas de los demás? ¿Cuántas veces interpretamos la realidad al revés de cómo es? ¿Cuántas veces pensamos que somos unos desgraciados o que no tenemos suerte? Y ya que me he venido arriba haciendo preguntas ¿Cuándo coño nos va a tocar El Gordo de la Primitiva?

No somos desgraciados. Tenemos mucha suerte. Somos unos afortunados pase lo que pase con estas dos combinaciones


Víctor M. de Francisco
LA PRESILLA
Millones como rosquillas


El Récord

Hoy os traigo una historia emotiva. La de Jordan Bohannon.

Yo creo que todos o casi todos vosotros sabéis que me pirra el Baloncesto. De hecho, ya he hablado de Basket en alguna ocasión.

Resulta que en la universidad de Iowa hubo un jugador que hizo leyenda. Se llamaba Chris Street y consiguió una racha de 34 tiros libres convertidos de forma consecutiva, que es el récord en la historia de los Iowa Hawkeyes (tampoco me parece a mí la bomba, por cierto). Lo carismático de este hecho no es tanto que fallara el lanzamiento número 35, sino que el pobre Chris nunca lo llegó a tirar porque falleció en un accidente de coche al día siguiente de batir el récord. Eso fue en 1993.

Y hasta esta semana nadie se había acercado a esa marca. Pero el otro día Jordan Bohannon acudió a su partido contra Northwestern con muchas probabilidades de llegar a esa cifra. Y efectivamente, llegó el momento en el que tuvo que acudir a la línea de tiros libres para batir el récord de Street (no me he llegado a enterar si para batirlo o para igualarlo, la verdad).

Recibió el balón del árbitro, botó, respiró, miró al aro, flexionó… y tiró un mendrugo que apenas llegó al aro. Después, se llevó la mano al pecho y de ahí, alzó el dedo hacia el Cielo.

“Este no es un récord que yo debería tener. Merece permanecer en su nombre”.

Por cosas como estas me gusta tanto el Deporte en general y el Baloncesto en particular.

Y lo curioso es que el tío ha conseguido muchísima más repercusión así, que si lo hubiera metido.

Bueno, como casi todas las historias que escribo, esta no sirve para nada ni viene a cuento, pero os garantizo, que si este fin de semana, en la Bono Loto del sábado o en el Gordo de la Primitiva del domingo sale el 8, y luego 14, y luego 17, y luego el 29… y al final el niño de San Ildefonso de turno saca un mendrugo que no coincide con alguno de los números que nosotros llevamos, me lo como con patatas.



Aunque en realidad, a mí si me ha servido mucho esta historia. Me ha servido que para darme cuenta de lo magnífica persona que soy: llevo 25 años dedicándole todos mis tiros libres a Chris Street… y yo sin saberlo.

Buen fin de semana.


Víctor M. de Francisco
LA PRESILLA
34 semanas seguidas (por lo menos)
sin dar ni una.
¿Eso no tiene premio?

viernes, 23 de febrero de 2018

Comunicación familiar

Esta semana apareció en el periódico una noticia la mar de curiosa: el lunes una mujer rusa de 78 años acudió a una comisaría de San Petersburgo para denunciar la desaparición de su marido. Hasta ahí, todo más o menos normal.

Lo que no era normal era la cara que se le iba poniendo al policía que redactaba la denuncia, a medida que la mujer hablaba.

Resulta que tras una riña familiar, el marido (se llama o se llamaba Víctor, por cierto) decidió irse de casa. El comisario le pidió a la mujer una descripción para poder iniciar la búsqueda pero esta dijo que no se acordaba de cómo era. Que el hombre se fue de casa en 1975.

¡43 años ha tardado la paisana en denunciar el abandono del hogar! Tócate las narices.

Esta mujer debe ser como la del chiste, que le preguntaron que por qué asesinó a su marido después de 60 años de casados, y dijo "pues porque lo vas dejando, lo vas dejando..."

Pero claro, yo tengo otra teoría. A mí no hay quién me quite de la cabeza que al Víctor este le tocaron 100 millones de rublos y está en Kiribati viviendo la vida loca.

100 no. 151 son los millones que hay en juego esta noche. Y nosotros vamos con estas combinaciones


Y es que tenemos que cuidar más la comunicación en casa. Que te pones con el Facebook, con el Apalabrados y con el Ajedrez on line, y cuando te quieres dar cuenta, resulta que ya no te acuerdas ni de cómo era la persona con la que te casaste.

Buen fin de semana.


Víctor M. De Francisco
Si no quieres perder a tu marido
mándale a comprar la lotería a
La Presilla...
...con lo que le toque, no llegará muy lejos

Kiribati Sem. 6

Dicen que un texto bien escrito no puede leerse y ya está. Tiene que haber algo más. Lo ideal es que sea capaz de transmitirte sensaciones. Que después de leerlo, te deje pensando, te transporte a un mundo imaginario, te haga divagar, fantasear…

Bueno, pues allá va mi texto de hoy:

Si deducimos el 20% a los 128 millones de euros que hay de Bote esta noche en Euromillones, quedan 102.400.000€, que repartidos entre 102 participaciones, nos da un total de 1.003.921,57€ por cada participación que juguemos.

Yo es que veo lo que cuesta la papeleta y lo que te puedes llevar, y pienso

Qué barata
Qué barati
Qui barati
KIRIBATI.

¿Y tú? ¿qué piensas? ¿qué harías si nos tocara esta participación?



Víctor M. de Francisco
    LA PRESILLA
Algún día viajaremos a
Kiribati con amigos, en
vez de con la imaginación.

El mejor momento histórico

No nos damos cuenta de la suerte que tenemos.

Si echamos la vista atrás, no encontraremos un momento mejor que el actual para vivir. ¿Os imagináis vivir en la Prehistoria? Joder, qué frío. Durmiendo en una cueva, corriendo detrás (y a veces delante) de los bisontes. O en la época de los Romanos. Si eras patricio, todavía. Pero si no, o te comía un león, o te abrasaba un volcán o te atravesaba la cabeza un bárbaro con su hacha. De la Edad Media, mejor no hablamos. Pertenecer al ejército de Gengis Kan no creo que fuese mejor que vivir en España en el siglo XXI, ni aunque fueras el mismísimo Gengis. Las peleas entre cristianos, judíos y musulmanes en la época de los Reyes Católicos, yo no las querría para mis hijos. Ni me embarcaría en una aventura con Marco Polo, ni con Cristóbal Colón. Vamos, que no. Que como se viaja ahora (aunque sea con Ryanair), no se ha viajado nunca. A partir del siglo XVI, tenías que ser un elegido para vivir regular, porque si eras negro, musulmán, nativo, filósofo, científico, astrónomo o cualquier otra cosa, lo más probable es que acabaras en la hoguera. Y de ahí, y por resumir, pasamos a la Revolución Francesa. Que no, de verdad. Mucha Igualdad, mucha Fraternidad, pero sigo prefiriendo estar a caballo entre el s. XX y el s. XXI.

Porque el s.XIX empieza con Napoleón haciendo de las suyas y después está plagado de guerras por todo el mundo: Argelia, China, Crimea, Estados Unidos, la guerra franco-prusiana, la anglo-afgana, la ruso-japonesa… y ya para terminar, las dos Guerras Mundiales de la primera mitad del s.XX.

Pero es que si echamos la vista al frente, con la gestión de plásticos, combustibles, agua y demás recursos que estamos haciendo, y el poco respeto por el Medio Ambiente, yo no sé los hijos de nuestros nietos cómo van a vivir.

Nosotros mientras, levantamos una palanquita y nos sale agua (además elegimos la temperatura a la que la queremos), pulsando un botón tenemos luz, calor... Tenemos la oportunidad de hablar al instante con una persona que está al otro lado del planeta (incluso de verla), y por supuesto, tenemos alimento a nuestro alcance. Es más, sería una “privación de Derechos Fundamentales” no poder hacer tres comidas diarias.

Vamos, que vivimos de puta madre.

Pero como el Género Humano es como es, pues ya nos buscamos nosotros mismos nuestras movidas para no estar tranquilos: Como os digo, podríamos vivir muy bien, pero no. Hay que conseguir metas. Es necesario vender un 10% más que el año pasado. Si no, estás jodido. Bueno, más que jodido, estás despedido. “Porque la vida es como montar en bicicleta: si te paras, te caes” es lo que te dicen.

El otro día vino un promotor de una de las multinacionales más importantes en el sector tabaquero, y me dijo que el objetivo de este año respecto a un producto novedoso que tienen, es multiplicar las ventas del año pasado por 4 ¡Olé!.

Somos así. Nos gusta complicarnos la vida. Decidme quién de vosotros no tiene unos objetivos casi imposibles para este año, que por supuesto, aumentarán un 10% el año que viene.

Yo creo que estamos tratando de ir a la velocidad que no es. Y tarde o temprano, nos vamos a acabar dando una leche.

Por eso, desde ayer, tengo un nuevo ídolo: Sèbastien Bras. El chef del restaurant Le Suquet, situado en un pueblecito francés que se llama Laguiole.

Este tío ha solicitado formalmente que le retiren las tres estrellas Michelín que tiene el restaurante. Dice que quiere seguir buscando la excelencia en la cocina, pero sin sentir la presión de críticos y de comensales que vienen con unas expectativas ya generadas.

Conclusión: que me estoy pensando aumentar un 10% el presupuesto de la Peña para que me dé para una cena con mi mujer en el restaurante de este señor, antes de partir para Micronesia. Eso, o dejarlo todo para vivir una vida un poquito más plena, sin tanta angustia en la boca del estómago. Creo que estoy más cerca de lo segundo.

En cualquier caso, para cualquiera cosa no nos vendría mal a ninguno que mañana salieran estos números


Si saliera alguna de estas combinaciones, sí que iba a ser históricoUn abrazo.


Víctor M. de Francisco
LA PRESILLA
Deja de leer esto hombre,
que pierdes productividad.