¿Sabéis
esos días que se os mete una canción en la cabeza y os pasáis horas
tarareándola…?
Pues si no
queréis que os pase, no sigáis leyendo porque os voy a contar la verdadera
historia de La Bamba.
Baaaamba, bamba. ¿Ves? Ya la hemos
liado.
La cuestión
es que el otro día le comenté a un amigo (cuyo nombre empieza por J) que se me
acababan los temas y me propuso que investigara sobre la historia de este son. Y
allá que me fui:
Bueno, allá
no fui. Ya me gustaría. Porque la letra tiene su origen en Veracruz (México).
Enfrente de
la Villa
Rica de la
Vera Cruz se encuentra el islote de San Juan de Ulúa. Nombre
que seguramente le diera Hernán Cortés, que fue el primer europeo en pisar
aquellas tierras.
El caso es
que la situación estratégica de este islote era inmejorable para el comercio de
todo tipo de mercancías entre España y el Nuevo Mundo. Y qué significa eso. Pues
que donde hay riqueza, hay peligros. En el s. XVII los peligros se representaban
con una bandera negra con una calavera y dos tibias cruzadas:
piratas.
Y de entre
todos los piratas, había uno especialmente cruento. Era el holandés Lorenz de
Graaf. Ríete tú de Barbanegra, del Capitán Drake o de Jesús Vázquez. Todos ellos
afamados piratas.
De Graaf
era un sanguinario. En Veracruz, para tratar de combatirlo, reclutaban a todo
aquel que tuviera edad de luchar y no tuviera rango militar. Pero este bucanero no hacía prisioneros. Nadie
conseguía sobrevivir. Por eso, los jóvenes, cuando venían a por ellos para incorporarlos a filas, preferían mentir. De ahí la estrofa de
Yo
no soy marinero
Yo no soy
marinero
Soy capitán
Soy
capitán…
Por
supuesto, la canción tiene muchas versiones y muchas interpretaciones. Quizá,
incluso sean falsas. Pero yo os cuento la que más me gusta a mí.
Se cuenta
(más concretamente lo dice http://grafistantaneas.blogspot.com/2012/11/canciones-con-historia-la-bamba.html,
que es de donde he sacado la historia) que en cierta ocasión Lorenz de Graaf
consiguió entrar en la Villa y se apoderó de ella encerrando a la población en
la iglesia de la Plaza
Mayor, para poder saquear la ciudad sin problemas. Allí estuvo
la muchedumbre durante días, sin agua, sin comida y con un calor abrasador. La
situación era tan insostenible, que mucha gente prefirió acabar con su vida
tirándose desde el campanario. Era sencillo. Había que utilizar una escalera
bastante larga para conseguir llegar al tejado. Y desde allí, usar otra más
corta para acceder al campanario. Si preferís, os lo explico
cantando:
Para subir al Cielo, para subir al Cielo
Se
necesita una escalera grande
Una escalera grande y otra chiquita
Ay, arriba y arriba. Ay, arriba y arriba, arriba
iré…
Si no has
continuado diciendo Por ti seré, por ti seré… no le estás imprimiendo carácter a
la lectura.
Lo cierto
es que no es una historia muy recomendable para este foro, porque aunque esta es
una canción tradicional mexicana, el que la convirtió en universal fue Ritchie
Valens, que queda súper cool, pero que en realidad se llamaba Ricardo Esteban
Valenzuela Reyes. Y no se puede decir que fuese una persona con mucha suerte.
Este chaval tenía 17 años cuando hizo su primera gran gira. Iba con Buddy
Holly, Bopper Richardson (The Big Bopper) y Wilon Jennings. Pero se estropeó el autobús en el
que viajaban y decidieron contratar una avioneta. El problema es que la
contrataron para cuatro personas, pero una de ellas era el piloto. Así que uno
se tenía que quedar en tierra. Ritchie y Jennings lo echaron a suertes y ganó
Ritchie Valens. Bueno, no ganó. Perdió. Más concretamente, la vida. Aquella
avioneta sufrió un accidente en el que los cuatro ocupantes
fallecieron.
Pero no
caigamos en dramas innecesarios. Que de aquello ya han pasado más de 60
años.
Es más,
bailemos y sonríamos. Porque para acertar cualquiera de estas combinaciones,
como para bailar la Bamba, se necesita una poca de…
Ahora sí.
Esa es la actitud

Los más
detallistas habréis observado que hemos aumentado una estrella más en
Euromillones. A ver si se nota.