¡Vaya semanita!
Esta “obligación” que me he echado yo sólo de escribir algo todas
las semanas es curiosa porque o no sabes de qué hablar, o hay tantos temas que
no sabes cuál elegir. Y eso que no me gusta hablar de política en público, pero
es que a veces es muy difícil distinguir entre la política y el sentido común (o
mejor dicho, la falta del mismo).
Viendo cómo está el panorama nacional, cada vez estoy más
convencido de que lo que me pide el cuerpo es plantarme las chanclas y el
sombrero de paja, e irme a vivir a las Islas Kiribati aunque no nos toque
la lotería.
Además me iba a dar igual si cada isla se quiere declarar
independiente o si por el contrario juntas forman un
todo.
Pero antes de irme me encantaría que pilláramos los 128 millones
que hay esta noche. No os iba a pagar en efectivo, ni os iba a dar un talón a
cada uno, ni os haría una transferencia. Que va. Lo que haría sería darme el
gustazo de enviaros a cada uno una tarjeta de crédito con un límite del millón y
pico que nos correspondiera a cada uno. No me digáis que no íbamos a molar. Eso
sí, todo bien declaradito. Que seremos lo que seamos, pero de momento seguimos
siendo honrados.
Aunque como dice mi amiguete Roberto, seguro que éstos de las
tarjetas opacas también lo eran. Lo que pasa es que algo debe tener el poder (o
la pasta), que saca lo peor de las personas.
Y por si fuera poco, nos hemos convertido en un país de alto riesgo
epidemiológico. Aunque a mí eso no creo que me pille porque después de
embadurnarme de barro con la bici un domingo y de tirarme al lago de la Casa de
Campo al sábado siguiente, si no he cogido ya las siete cosas es porque debo de
estar inmunizado de todo.
Y es que hay experiencias en la vida que convierten a los amigos en
hermanos.
En cuanto al ébola, todavía estoy formando mi opinión, pero lo que
sí tengo claro de momento es que es de muy mala educación tratar de eludir
responsabilidades acusando a la pobre mujer que se ha contagiado, como si por su
presunta torpeza, ella fuera la culpable de toda la alarma social que se ha
generado en España.
Yo estoy en contra de la violencia. Por eso, si fuera
la enfermera, le plantaba un beso bien dado al Consejero de Sanidad de la
Comunidad de Madrid. Pero un beso de los guarretes guarretes. Con bien de
fluidos para que compruebe de primera mano si la temperatura de
38,6o es
sintomática o no.
Os presento el billete a Kiribati
Parece un poco complicada de comprender, pero es muy fácil; son
cuatro combinaciones sencillas, pero con 20 combinaciones diferentes de
estrellas.
Y si no tenemos demasiada suerte hoy, todavía nos quedaría otra
opción para El Gordo de La Primitiva del
domingo.
Os dejo que me voy a hacer la maleta. Bueno, más que maleta,
mochila. Porque para meter un par de bañadores, unas chanclas y unas gafas de
sol tampoco se necesita tanto bulto…
Víctor M. de Francisco
LA PRESILLA
Tratando
de contagiar optimismo.