Chicos de verdad,
creo que ha llegado el momento de que abandonéis.
Ya no es que no
acertemos ni un número. Eso lo estaba empezando a asumir. Es que parece que
donde pongo el ojo, pongo la pifia. Porque se puede ser malo pronosticando
resultados de partidos de fútbol en La Quiniela, se puede no entender de
caballos y fallar las predicciones de las carreras, se puede achacar a la mala
suerte el poner 20 números aunque sea en varias combinaciones y acertar sólo uno
o ninguno. Pero lo que me pasó el otro día… joder eso ya es para hacérmelo
mirar:
Tengo un mapamundi
gigante en el trabajo y resulta que mi mesa está justo al ladito de Australia.
Más concretamente, debajo de las Islas Kiribati. Un día las busqué en Google
Imágenes y me parecieron impresionantes, paradisiacas. Por eso siempre os estoy
diciendo que voy a acabar yéndome allí. Todos los días estoy con la coña de las
Islas Kiribati (la última vez, en
el mail de la semana pasada
sin ir más lejos).
Bueno, pues
resulta que el otro día estaba yo brujuleando en Internet, y no sé por qué se me
ocurrió teclear el nombre de las islas. Fijaos por favor en el enlace que me
apareció. No hace falta ni que lo abráis, ya sólo el título lo dice
todo
Pobre gente. Qué
culpa tendrán los pobres kiribatianos de que yo me haya fijado en su isla.
Porque anda que no hay islas en el mundo ¿eh? …Pues me la he cargao. Vamos que
se hunde. Que dentro de 30 años no va a quedar allí ni el
cartel.
Y es que se puede
tener un peluquero calvo, un carnicero vegetariano, yo qué sé, un panadero
celiaco. Pero coño, tener un lotero con tan mala suerte…. de verdad pensadlo,
que yo no quiero timar a nadie. Que yo pensaba que lo de no acertar ni un número
era una mala rachilla, pero joé después de hundir la isla me ha entrado un
complejo…
Claro que siempre
puedo reconducir la situación hacia condiciones favorables. Por ejemplo puedo
pensar que si nos tocaran los 162 millonazos que hay para mañana podría irme a
vivir a la casa de Gran Hermano, a ver si también consigo hundirla. Por lo menos
mi defecto sería de utilidad para la sociedad.
Os presento la
breva que debería caer mañana por la noche.
Pobres
kiribatianos, de verdad. No puedo dejar de pensar en ellos. ¡Menuda faena les he
preparado!
¡Y pobre de mí!
Que voy a dejar de estar con el agua al cuello metafóricamente, para estarlo
literalmente.
LA PRESILLA
Acabaremos
nadando en la abundancia.
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