En La
Presilla comenzamos siempre el curso inmersos en la campaña del sorteo de
Navidad. La atención a todos los clientes impide mantener la rutina habitual. Y
después viene el sorteo de El Niño, y luego todos los sorteos de enero, que son
muy trabajosos porque se pagan muchísimos premios (aunque a vosotros os parezca
mentira). Aún así, no se puede desatender la consignación, el sellado, el acuse,
la devolución y la liquidación de cada sorteo. Y además los problemas derivados
del estanco. Compras, promociones, comparativas de ventas y negociaciones de
todo tipo: promotores, bares, seguros, bancos…
…Los
madrugones, los desvelos, las riñas con los niños, las tensiones familiares, las
multas de tráfico, los entrenamientos que aunque son ocio, están sujetos a
horarios y por tanto también generan su puntito de
estrés.
Y todo
¿para qué?
Para
que llegue otra vez el momento de volver a la playa. Este año vine, pero me
tuve que volver al día siguiente (el tarro de los nervios parecía que no estaba
suficientemente rebosante). Pero ya estoy aquí otra
vez.
Toda
la tensión generada se va en el primer paseo por la playa. Todo el estrés acumulado
desaparece ante un buen plato de paella. Pero ayer de repente, estaba
disfrutando de un solo con hielo en el chiringuito, con la mente puesta en OFF,
cuando apareció una avioneta lanzándome este
mensaje
Pero
vamos a ver, ¡es que no me van dejar olvidarme ni un
día…!
A este
paso ya ni en Kiribati, porque estoy pensando que como vamos a estar todos igual
de “forraos”, alguno seguro que es tan cabroncete, que va a ser capaz de
contratar una avioneta allí con el cartel de Loterías, sólo para hacerme
la broma.
Total , como nos va a sobrar la pasta con estas
combinaciones…
Llegará.
Ese día llegará. Ya lo veréis.
No hay comentarios:
Publicar un comentario