La
semana pasada os prometí que habría sorpresa y ya estoy en condiciones de
contárosla.
Se
va a producir un pequeño gran cambio en La Presilla. Pero dejadme que os
cuente la historia a mi manera:
1995.
Yo llevaba echando una mano a mi padre ya desde hacía unos años. Sobre todo en
el Estanco, por aquello de cargar cajones y preparar pedidos, aunque también le
hacía recados de lotería sobre todo en la época de Navidad. Todo transcurría
normal, pero de repente, en junio de ese año ingresó en el hospital y el 8 de
julio un cáncer galopante de páncreas le arrancaba la vida. Mis hermanos trabajaban cada
uno en sus cosas y yo, sin haber cumplido aún los 25, decidí tomar las riendas
del negocio.
El
negocio era un Estanco, cuya titularidad pasó de mi padre a mi madre y una
administración de Loterías, cuyo titular es Francisco Valdelomar. Bueno, en
realidad, en aquel entonces era su madre.
Las
veces que pasó esta mujer por la administración en los años que convivió conmigo
yo creo que se pueden contar con los dedos de una mano (incluso con una mano de
Juanito Oiarzábal). El caso es que esta mujer murió y le sucedió en el título su
hijo Francisco. Él sí que ha estado viniendo. Cada primero de mes. Nuestra
relación siempre ha sido magnífica, de eso no cabe la menor duda. Pero es cierto
que su aportación al negocio siempre ha sido bastante escasa. Tampoco me quejo
eh, siempre me dejó hacer y efectivamente siempre lo he llevado como he querido.
El
caso es que en un momento dado le tentaron con la venta de la administración y
finalmente esa venta se ha hecho realidad. En un principio la idea era que
llegara otra persona y yo me desligaría completamente de la Lotería.
Pero
lo cierto es que cuando ha llegado el nuevo comprador, se ha generado una muy
buena sintonía. Se llama Ricardo, tiene 27 años y en dos semanas me ha
demostrado una enorme ilusión por aprender, por crecer y por comerse el mundo.
Eso, unido a que me veo reflejado en él, porque cuando yo empecé estaba solo,
sin nadie que me pudiera explicar de qué va este mundillo, hacen que me sienta
en la obligación moral de ayudarle en lo que pueda.
Quiere
dar el salto a las Redes Sociales, quiere ofrecer una página web potente (no la
carraca con la que nos manejamos ahora), le ha fascinado el mundo de los
caballos y la apuesta hípica, quiere poder dar todo tipo de facilidades a la
gente que quiera comprar lotería de La Presilla… y me ha pedido que continúe con
estos relatos de la Peña.
Así que aquí seguiré, dándoos la matraca. Pero (y ahora os lo
puedo decir) con otra sensación. Es curioso porque en realidad no ha cambiado
nada (sobre todo para vosotros), pero es como si se hubiera abierto una
compuerta de ilusión. Llámalo optimismo, llámalo energía, no sé pero hay algo en
el aire que me hace pensar que ahora sí estamos en disposición de que nos toque
algo gordo. Así que aunque las combinaciones son las mismas que la semana pasada
y que la anterior, yo no sé vosotros, pero yo las veo con otros
ojos
Os voy a pasar los saldos y por favor los que estéis en negativo, poneos al día para poder traspasar los trastos a Ricardo sin números rojos. Muchas gracias.
Eso sí, próximamente, cuando se consolide la operación, os haré la presentación oficial, porque lo que es la gestión de cobro si le corresponderá a él. Por tanto, los números de cuenta también cambiarán. Pero ya os lo diré en una o dos semanas.
Mientras tanto, id preparando la carretilla para llenarla de pasta.
I got a
feeling