Este fin de semana hay un Depor –
Celta que espero que sea diferente.
No sé exactamente la fecha, pero se
celebró no hace mucho un Torneo patrocinado por Coca Cola en el que coincidieron
los cadetes del Deportivo de La Coruña y del Celta.
La primera nota positiva es que este
partido lo estaba presenciando el presidente del Celta, Carlos Mouriño. Que ya
es raro que un alto dirigente se preocupe de seguir a la cantera. Este hombre, a pesar
del apellido parece una persona educada y entrañable.
El caso es que en un lance del
partido, uno de los jugadores del Depor (Aaron) sufrió un golpe en el costado y
al caer se dio en la cabeza quedando tendido en el suelo, inconsciente y
soltando espumarajos por la
boca. Si con profesionales este tipo de accidentes hacen saltar
todas las alarmas, imaginad con cadetes: los compañeros llorando, la madre
histérica abrazada al cuerpo inerte de su hijo, etc. Seis minutos estuvo
inconsciente.
Llegó la ambulancia a practicarle
los primeros auxilios y una vez que volvió en sí comenzaron las dudas
burocráticas de a ver dónde llevamos a la criatura. Entonces tomó el
mando Carlos Mouriño, un hombre que no da el perfil de presidente de club de
fútbol (no sale en los medios, no hace declaraciones…) y coordinó todo para que
trasladaran al chaval a un hospital determinado, haciéndose cargo él de todos
los gastos.
Todo esto me hace pensar que el
fútbol como deporte aún no está perdido del todo. A lo mejor este hecho hace
hermanarse a dos aficiones rivales y es el principio de una nueva manera de
concebir el fútbol. Pero vamos, me temo que eso es más difícil que acertar esta
Quiniela
Buen fin de
semana.
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