Todo 
es mentira.
Eso 
dice siempre un amigo mío. Y no le falta razón. Al hilo del post de la semana 
pasada, hoy os traigo algo del mismo estilo; El otro día me enteré de un 
experimento que se había hecho en California y que al menos, da mucho que 
pensar.
Una 
cadena de zapaterías estadounidense llamada Payless, se “inventó” una tienda de 
lujo de la noche a la mañana a la que llamó Palessi (lo podéis buscar en 
Internet). ¿Qué fue lo que hizo? Alquiló una tienda en el mejor sitio de Santa 
Mónica, la decoró a todo trapo y organizó una fiesta de inauguración 
espectacular, a la que invitó a famosos y a unas 80 influencers. 
Aquí 
hago un pequeño receso para explicarle a mi madre (mi más fiel lectora) qué es 
una influencer. Digo una, porque normalmente son chicas que puedes encontrar en 
las redes sociales, especialmente en Instagram, que tienen cientos de miles (a 
veces millones) de seguidores. Y a las que las marcas les dan ropa, zapatos, 
bolsos, etc. para que ellas aparezcan en las fiestas vestidas con ellos. Es la 
nueva forma de hacer publicidad. Yo te doy un reloj y tú en Instagram comentas 
lo bonito que es y lo que le gustó a la novia de Cristiano Ronaldo cuando se lo 
enseñaste en la fiesta de inauguración de Loewe, por ejemplo. 
Estas 
chicas, cuantos más seguidores tengan, más influencia tienen y por tanto, mejor 
viven y más cobran. Les invitan a restaurantes, viajes, fiestas y todo tipo de 
eventos.
Pero 
bueno, volvamos a la 
tienda Palessi.  
La 
fiesta resultó un éxito. La clientela estaba encantada con el glamour y la 
elegancia que se respiraba por todas partes. Mientras, los mismos zapatos que en 
Payless costaban 19,99$, se llegaron a vender a 640,00$ en Palessi. Y la gente 
lo pagaba encantada porque “notaba” que el producto tenía una calidad 
excepcional.
Aquella 
noche se recaudaban miles de dólares cada hora.
Lo 
cachondo es que al día siguiente, los responsables del experimento desvelaron 
que los zapatos de Palessi realmente eran de Payless y que costaban 
infinitamente menos. De hecho, devolvieron el dinero a todos los clientes y les 
regalaron los zapatos, demostrando así que la moda puede estar al alcance de 
todo el mundo y desmitificando el trabajo de las influencers, que lo único que 
hacen muchas veces, es decidir si una prenda, un alimento, una acción, etc. 
es chic o  no. 
Si 
no, cómo os explicáis que de repente todo el mundo lleve americanas de cuadros, 
botas de mosquetero, una camiseta con el logo de Levi’s, o prendas con “animal 
print” (a esto último no os animéis, que yo creo que ya llegamos tarde). Pero no 
solo eso. También es curioso que de un tiempo a esta parte, a todo el mundo le 
dé por hacerse un tatuaje o por dejarse barba. ¿No os resulta 
curioso?
¿Nos 
estarán haciendo lo mismo con el pensamiento…? A lo mejor hay influencers 
políticos, económicos, culturales, etc. y no nos estamos dando cuenta (si 
pudiera, aquí pondría el emoticono ese que mira al infinito mientras se acaricia 
la barbilla).
Por 
cierto, si buscáis en Internet, hay otro experimento parecido sobre la 
“creación” de una influencer. Lo hizo la agencia H 2H y resulta también 
interesantísimo. Explica por ejemplo, cómo comprar seguidores en Instagram 
(pagando 500€ de repente puede que te sigan hasta 10.000 “personas”). 
En 
fin, que a veces es verdad que parece todo mentira…
…Hasta 
que llego yo con una verdad irrefutable: esta semana tampoco nos va a tocar nada 
con estas combinaciones
O 
quizá también sea mentira lo que os acabo de decir.
LA PRESILLA
Your lucky 
influencer




