Recuperamos 
1,85€ de la participación de la semana pasada.
Pero 
claro, no estamos aquí para eso ¿a que no? No sé, algo está fallando y no sé lo 
que es. Me he llegado a plantear que quizá hayamos fijado mal el objetivo. Quizá 
Kiribati no sea el destino. A lo mejor necesitamos algo aún más tranquilo. Más 
pequeño. He investigado (bueno, en realidad alguien lo ha hecho por mí) y quizá 
Sealand (Marlandia en castellano) sea el lugar adecuado para llevarnos nuestra 
fortuna. 
Es 
más, igual si vamos con el euro, ochenta y cinco que nos ha tocado esta semana y 
una caña de pescar, nos da para vivir allí toda la vida. Porque Marlandia  
es el país más pequeño del mundo. Es una antigua plataforma militar de 
la Segunda 
Guerra Mundial , situada en la costa oriental de Reino Unido, en 
donde un paisano llegó, plantó su bandera y se ha quedado a vivir como un rey. 
Pero como un rey de verdad, porque se ha convertido en una micronación con 
Monarquía Constitucional Parlamentaria.
No 
creáis que es coña. Buscadlo en internet si no confiáis en mí. 
Marlandia 
(me gusta más el nombre en castellano) tiene su propio himno, su moneda, e 
incluso su sello. Que digo yo, para qué querrá tener sello si lo que no tiene es 
cartero... Pero en fin, allá cada cual.
En 
cualquier caso yo, qué queréis que os diga. Habré errado el objetivo y lo que 
queráis, pero ya me he encaprichado y prefiero mis islas Kiribati. Además, he 
visto la foto de Sealand y es un país muy feo de tan solo 1,6 kilómetro  
cuadrado. Que nos vamos a estar viendo todo el rato y acabaremos discutiendo. De 
hecho, ya ha habido discusiones: En 1978 hubo un intento de golpe de Estado y el 
primer ministro acabó en el exilio.
Así 
que sin duda, Kiribati. Cada uno en una isla diferente, con sus bermudas y sus 
daikiris.
Y 
todo gracias a la combinación que sale esta noche y que va a coincidir con 
esta
Feliz 
semana a todos y el agradecimiento particular a mi coach Pablo por bucear en las 
profundidades de la Red y traerme temas tan 
frescos.
Hay 
quien ha acabado viviendo 
en 
una piña en el fondo del mar.



