viernes, 8 de mayo de 2020

El abrazo

Mucho tiempo sin saber de vosotros. Disculpad.

Como sabéis, se ha suspendido toda actividad económica y entre otras cosas, se han suspendido todos los sorteos de Loterías. Por eso no he contactado antes con vosotros.

Aún así, os escribo para comentaros algunas cosillas y para tratar de mantener arriba el ánimo.

· Lo primero, que llevamos ya 3 semanas sin perder un euro con la Peña. No os quejaréis...

· Lo segundo, que tenía el blog absolutamente desactualizado y durante estos días de reclusión he aprovechado para ir metiendo contenido, aunque me faltan aún muchos meses que incorporar.

Os recuerdo que lo podéis encontrar en http://losmailsdelapresilla.blogspot.com/ 

El blog es como los boletos de la Peña: ideal para ir al baño. Lo que ocurre es que el blog sirve para leerlo durante, y los boletos sirven para limpiarse con ellos después. Para que luego digan que se necesita papel higiénico.

· Y por último, os quería mostrar un sentimiento. Como todo el mundo, recibo millones de whatsapps estos días, leo todos los que me llegan escritos (no reenviados), y no veo apenas fotos, ni vídeos (ya os contaré lo que me pasó por hacer caso a un vídeo). Pero de entre todos ellos, os voy a hablar de uno. Es de un grupo muy reducido; somos cuatro amigos que nos queremos como hermanos. Y aunque suena un poquito gay (nada más lejos), decía uno de ellos que "el abrazo que nos damos cuando nos vemos no tiene nada que ver con el abrazo que te das con tu pareja o con tus hijos, que ese abrazo que abarca todo el cuerpo es la hostia y que cuando desaparece te encuentras como perdido, que no sabes lo que pasa. Y lo que pasa es que no pasa. Y eso duele." 

Ya os avisé que sonaba un poco mariflor, pero estoy absolutamente de acuerdo con lo que dice. De hecho, el otro día quedé en el portal de mi casa con otro amigo al que también quiero con locura (yo es que soy muy de querer). Vino a traerme unas cosas que a lo mejor me dan para escribir otro post, por cierto. Y nos paramos a la distancia que nos marcaban nuestros brazos, para que me diera lo que me tenía que dar. Y nos quedamos una décima de segundo balanceando el cuerpo como dudando si abrazar o no. La prudencia nos impidió hacerlo, pero es verdad que no poder hacerlo duele.

Como duele cuando voy a casa de mi madre. Que prefiero dejarle la compra en la puerta e irme, porque si la veo, me entran ganas de estrujarla entre mis brazos.

Pero todo esto pasará. Y nos volveremos a abrazar. 

Tenemos (que yo sepa) dos participantes de la Peña en el hospital. Y con ellos también me abrazaré. Pero ese abrazo será aún más especial, porque será en bañador en la playa de Tabuaeran (Kiribati). Estoy seguro.

...Bueno, estoy seguro de lo del abrazo. De lo otro tengo que reconocer que no estoy tan seguro.

Un abrazo a todos (hoy no podía acabar de otra manera).




The best place in the 
world is inside a hug...
...in Kiribati

No hay comentarios:

Publicar un comentario