viernes, 23 de febrero de 2018

Sem. 36 Venancio

La profesora estaba siempre gritando:

- ¡Me vas a volver loca, Venancio! ¡Contigo ya no puedo más! ¡Venancio, eres un inútil!

Un día, la madre de Venancio fue a la escuela preocupada por el pésimo rendimiento de su hijo. La profesora le dijo que su hijo era un desastre, que tenía las peores notas del colegio y que ella, en 25 años de Enseñanza, nunca había visto un niño tan torpe.

La madre quedó tan asustada con esta sincera conversación, que decidió replantearse su vida (y la de su hijo) y se mudaron a Alemania para que Venancio estudiara en un centro especializado.

Veinticinco años después, a esta misma profesora le fue diagnosticada una grave enfermedad del corazón. Todos los médicos consultados coincidieron en que ella necesitaba una cirugía muy delicada y muy costosa que solo un famoso médico español que vivía en Alemania podía hacer. La profesora, ya sin esperanzas, decidió vender todo lo que tenía y con los ahorros de toda su vida, emprendió el viaje a Berlín para agotar la última oportunidad.

La intervención fue realizada por el genial médico que declaró que la operación fue un éxito absoluto.

Cuando ella abrió los ojos, sintió que toda la fuerza volvía a su cuerpo. Y vio parado a su lado a un bello y joven médico que le sonreía. Ella quiso decir unas palabras de agradecimiento, pero no pudo hablar... De repente, su rostro se puso azul, intentó levantar la mano y hasta quiso gritar pero no pudo hacerlo. No hubo tiempo para ningún tipo de reanimación. Murió ante el médico que intentaba entender qué es lo que había pasado.

Entonces, fue cuando el médico miró a su lado y vio a Venancio, que trabajaba en el Departamento de Mantenimiento del hospital. Él fue el que desenchufó el respirador artificial para poder enchufar la aspiradora.

¿Qué creías? ¿Qué Venancio se había convertido en un eminente cirujano cardiovascular…? Tú has visto demasiadas películas...

¡EL QUE ES TONTO, ES TONTO PA’TOA LA VIDA!

La historia que os traigo hoy no es mía, me la enviaron por WhatsApp el otro día. Pero la moraleja del cuento es real: LA GENTE NO CAMBIA

Os digo esto porque yo tonto no me considero, pero igual un poco cenizorro… Vamos, que si antes de que empiece la nueva temporada de la Peña decidís que mejor lo dejáis, lo entendería perfectamente.

Pero si os quedáis, prometo intentar cambiar. Voy a pasar de cenizorro a suertudo, ya veréis como nos va a ir mucho mejor. ¿Y por qué no empezar con el Gordo de la Primitiva de este domingo? Ahí os la dejo




Víctor M. de Francisco
      LA PRESILLA
No nos toca ni por enchufe.

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