viernes, 15 de enero de 2016

Sem. 49/15 La Primitiva

Miserias.

Estos días estamos todos los Presilleros de cabeza. Entre la ventanilla, el teléfono, los envíos a provincias, los pedidos y las visitas a empresas… es que no paramos.

Esta mañana me ha tocado a mí ir a una guardería de la Comunidad de Madrid. Es una guardería muy grande situada cerca de uno de los sitios más espectaculares de Madrid: el Parque de las Siete Tetas (visita recomendada).

El caso es que el trámite iba a ser más bien sencillo. Me habilitan un despacho, y van pasando casi un centenar de personas entre empleados, padres y demás. Normalmente en 30 minutos lo hemos ventilado, pero hoy la directora me ha pedido un pequeño favor. Me ha dicho que me utilizaban de señuelo para hacer venir a unos cuantos jubilados con la excusa de la lotería, porque habían solicitado una medalla para ellos a la Comunidad de Madrid y necesitaban convocarles sin que sospecharan.

Y así ha sido. Han llegado, se han reunido todos, los niños han cantado un par de villancicos y cuando parecía que ya no había más, ha salido una de las maestras y ha dicho que le habían encomendado la labor de decir unas palabras para homenajear a sus excompañeros. Jo, y qué palabras. Madre mía. Lo ha titulado “Cimientos”. Y ha empezado a decir que hace 30 años el terreno donde se encontraba la escuela era una escombrera. Pero que con el esfuerzo, la perseverancia, la energía, el compañerismo, la imaginación y no sé cuántas cosas más de toda esta gente, se han conseguido forjar los cimientos de este centro y de la educación de unos niños que son nuestro futuro.

No sé decirlo tan bien como lo ha dicho ella, entre otras cosas porque tampoco quería prestarle toda mi atención, que yo lloro con dos de pipas y esto era para llorar a moco tendido. De hecho era divertido estar en una guardería viendo llorar a más adultos que niños. Ha sido precioso, la verdad.

Lo malo ha venido después. Cuando ya por fin han pasado a por la lotería. He atendido a una de las homenajeadas y al verle la medalla puesta en la solapa, le he dado la enhorabuena. Y lo que me ha contestado es que “sí, muchas gracias, pero la medalla ya podía haber sido de oro”. Claro, yo me he quedado atónito y sólo se me ha ocurrido decirle que las palabras que le han dedicado sus compañeras son más valiosas que cualquier medalla de oro. Y me ha vuelto a responder con un “sí, sí, pero si hubiera sido de oro, mucho mejor”.

Y es que hay placeres que no se consiguen ni con todo el dinero del mundo, y a los que no todas las personas son capaces de acceder.

Os presento las combinaciones que vamos a jugar esta noche


Espero que alguna de éstas nos haga ganar un porrón de dinero. Pero recordad que sólo nos dará eso, dinero. Porque la felicidad es barata. La felicidad está en otro sitio: en un abrazo, en una cerveza con amigos, en el reconocimiento de tus compañeros…

Que nos toque. Aunque si tuviera que elegir, siempre preferiría ser feliz.



Víctor M. de Francisco
LA PRESILLA
Ofreciendo Fortuna desde 1.924



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