Este fin de semana he hablado con mi padre.
Corría el año 36 y mis abuelos, viendo que la cosa se estaba poniendo fea (mucho más fea que ahora), mandaron a mi padre a pasar unos días al pueblo, a casa de sus tíos.
Le mandaron con un trajecillo y un libro de texto. Pero la situación se fue complicando y lo que iban a ser unos días se convirtieron en 3 años. Allí estuvo él, con 12-14 años, cuidando de las vacas de todos los vecinos. Se sabía el nombre de cada una, conocía el sonido del cencerro de cada rebaño y vivía al margen de la crueldad de una guerra entre hermanos.
Muy de vez en cuando recibían una carta allí en el pueblo en la que mi abuelo le pedía a su hermano que el niño estudiara. Con ello lo que quería decir es que le matricularan en algún colegio, pero sus tíos lo entendieron de otra manera, y lo que hacían cuando el niño se ponía pesado era largarle el libro y decirle “vamos niño, que dice tu padre que estudies”.
Tres años más tarde, aquel chaval se bajó del autobús con el mismo traje y con un libro desvencijado que se sabía de memoria. Pero con una experiencia vital que jamás olvidaría.
Mi padre murió hace ya 17 años.
Este fin de semana pasado me cogí a la familia (incluida mi madre) y nos fuimos a aquel pueblo, Camasobres, a remover un poquito las raíces. Hablamos con una mujer mayor que recordaba a aquel niño, hablamos con un primo carnal de mi padre, saludamos a la familia que todavía queda por allí, hicimos nuevas amistades... Y en cada persona, en cada ternero y en cada cencerro que vi, sentí la presencia de mi padre.
¿Que por qué os cuento esto? Pues no lo sé. Quizá como homenaje a las dos generaciones que han regentado La Presilla antes que yo. O quizá porque la superstición (mira que yo antes no era así) me dice que el “reencuentro” con los abuelos nos va a traer suerte. O quizá simplemente porque me apetecía contarlo y punto.
La combinación de Euromillones que jugamos esta semana la vamos a jugar cada viernes al menos hasta que salga el 10 como uno de los números estrella. Ése es el plan que me he propuesto. Porque resulta que llevamos n semanas jugando a El Gordo de La Primitiva con el 5 de número clave y cuando hemos decidido cambiar de juego y pasarnos al Euromillones, va el 5 y sale. Como diría mi padre, para ponerte a mear y no echar ni gota.
Aunque por supuesto el objetivo no es que toque el reintegro. Eso está claro.
Ésta es la combinación
Si no conocéis la zona del norte de Palencia y sur de Cantabria, dedicadle un fin de semana que merece muchísimo la pena. De Cervera de Pisuerga a Fuente Dé. Y ya de comer, no hablemos…
Un abrazo.
LA PRESILLA
Hoy puede ser el día menos pensado
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