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viernes, 5 de julio de 2013

Sem. 27 La Primitiva

Muchas gracias Pedro Alfonso.

El otro día él fue el único que me felicitó por mi cumpleaños.

No, no os preocupéis que el día 28 de este mes tenéis otra oportunidad.

Me felicitó porque el 3 de julio es la fecha que aparece en Facebook. Y es que cuando creé la cuenta de Facebook de La Presilla lo hice con la intención de que fuera algo más profesional que personal. No tenía ninguna intención de contar mis cosas, sino más bien aprovechar la red social para dar a conocer la Peña de La Presilla, y así conseguir más adeptos. Por eso cuando me pidió la fecha de nacimiento no puse la mía, sino la que yo considero que es la fecha de inauguración de La Presilla.

Y ya puestos, pues os cuento la historia como más o menos me la han contado:

Yo procedo de la inmigración. Pero de la inmigración de la de antes. El tío Fidel, el hermano mayor de mi abuelo, fue el primero en venir a Madrid. Desde aquí, él se encargaba de buscar empleo a sus hermanos (mi bisabuelo murió muy joven) a medida que iban cumpliendo una determinada edad. Mi abuelo, como sus otros 4 hermanos (y posiblemente como sus hermanas también) se vino en un carromato desde más allá de Palencia. Aquellos viajes de principios de siglo XX no tenían nada que envidiar (estoy seguro) a los que se hacen ahora en lancha para cruzar el Estrecho.

En un poblado a las afueras de Madrid llamado Vallecas le esperaba una tienda de ultramarinos, lo que antiguamente se llamaba una colonial. Allí fue donde empezó a forjarse como comerciante.

Un día, mi abuelo Tomás fue a una finca de Villaverde a negociar con un carnicero. Éste le invitó a un café en su casa. Y Tomasito, al ver a la hija de este señor, supo que aquella chavala acabaría siendo su mujer. Yo no sé si mi abuelo era un dandy o un gran negociante, pero el caso es que Tomás y Jovita acabaron pasando por la vicaría (lástima que yo no sacara ninguna de esas dos cualidades).

Se casaron a finales del año 23. Y se fueron de viaje de novios. De eso no tengo mucha información, pero me apuesto algo a que no llegaron más allá de Valencia. Aunque en aquel entonces, ése ya habría sido un señor viaje. El caso es que no perdieron el tiempo, porque cuando regresaron a Madrid, el nuevo Tomasito (mi padre) ya estaba engendrado.

La historia es que a su llegada, se encontraron con un problema que nunca me ha quedado demasiado claro. Lo que sé, es que la tienda de ultramarinos prácticamente había quebrado y mis abuelos se vieron obligados a comenzar una nueva vida.

La fortuna quiso que al padre de mi abuela, el carnicero, le tocara la lotería (está visto que esa cualidad tampoco la he heredado). Y éste les prestó el dinero con el que comenzaron a construir el edificio donde hoy continúa asentada La Presilla. Las primeras ventas se hicieron en cajones en la calle, mientras se llevaban a cabo las obras. Se vendía Ideales al cuadrado, caldo de gallina y cosas así.

Pero claro, ¿cómo ponerle una fecha de inauguración a algo tan inconsistente? Pues fácil: la fecha de nacimiento de mi padre, que fue el primero de tres hermanos. El 3 de julio de 1.924. Desde entonces estamos aquí.

Estoy seguro de que durante todo este tiempo hemos repartido más dinero del que hemos recaudado. Somos una administración con muchísima tradición y aunque no os lo creáis, con mucha suerte.

Sólo nos falta demostrarlo con esta maldita Peña que me está dejando fatal. Aunque yo sé que tarde o temprano, (bueno, después de tanto tiempo debería decir tarde o más tarde), acabará dándonos una alegría de las buenas.

Volvemos a jugar la misma combinación de la semana pasada, pero esta vez para el sábado. Y ya os adelanto que posiblemente la estemos jugando todo el verano.

Os la vuelvo a enviar.


Lo que no os envío es el desarrollo porque es exactamente igual que el que os envié la semana pasada. Y los jokers no los sé todavía porque todavía no la hemos sellado. Pero aparecerán publicados en la web.

Mucha suerte.

Y ya sabéis, el 28 es mi cumple…
…Oye, pero que no os volváis locos, que con una cajita de bombones o un abono del año que viene para el Bernabéu es más que suficiente.


Víctor M. de Francisco
LA PRESILLA
Ofreciendo Fortuna desde 1.924