viernes, 9 de octubre de 2015

Sem. 33

En La Presilla comenzamos siempre el curso inmersos en la campaña del sorteo de Navidad. La atención a todos los clientes impide mantener la rutina habitual. Y después viene el sorteo de El Niño, y luego todos los sorteos de enero, que son muy trabajosos porque se pagan muchísimos premios (aunque a vosotros os parezca mentira). Aún así, no se puede desatender la consignación, el sellado, el acuse, la devolución y la liquidación de cada sorteo. Y además los problemas derivados del estanco. Compras, promociones, comparativas de ventas y negociaciones de todo tipo: promotores, bares, seguros, bancos…

…Los madrugones, los desvelos, las riñas con los niños, las tensiones familiares, las multas de tráfico, los entrenamientos que aunque son ocio, están sujetos a horarios y por tanto también generan su puntito de estrés.

Y todo ¿para qué?

Para que llegue otra vez el momento de volver a la playa. Este año vine, pero me tuve que volver al día siguiente (el tarro de los nervios parecía que no estaba suficientemente rebosante). Pero ya estoy aquí otra vez.

Toda la tensión generada se va en el primer paseo por la playa. Todo el estrés acumulado desaparece ante un buen plato de paella. Pero ayer de repente, estaba disfrutando de un solo con hielo en el chiringuito, con la mente puesta en OFF, cuando apareció una avioneta lanzándome este mensaje

Pero vamos a ver, ¡es que no me van dejar olvidarme ni un día…!

A este paso ya ni en Kiribati, porque estoy pensando que como vamos a estar todos igual de “forraos”, alguno seguro que es tan cabroncete, que va a ser capaz de contratar una avioneta allí con el cartel de Loterías, sólo para hacerme la broma. Total, como nos va a sobrar la pasta con estas combinaciones…


Llegará. Ese día llegará. Ya lo veréis.

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