Yo lo 
intento. De verdad que lo intento. Durante todos estos años he probado cosas 
inverosímiles. He espiado a un chino que viene a la administración y que tiene 
mucha suerte, he buscado la combinación en el número áureo, he comprado un 
programa informático, yo qué sé…  Ya no sabía qué más hacer. Hasta que mi mujer 
me dio la solución: “Hagamos una peregrinación”.
Y aquí 
me tenéis. Haciendo el Camino de Santiago. Con una mochila que pesa como la 
madre que la parió, con los pies empapaditos por la lluvia y con la calva 
quemada por el sol*. Pero todo sea por el beneficio de la Peña. Si  hay que peregrinar, se 
peregrina. Algunos pensaréis que estoy de vacaciones, pero en realidad lo que 
estoy haciendo es un sacrificio por sacar el trabajo 
adelante.
Y como 
de costumbre, siendo fiel a mi cita con vosotros esté donde 
esté.
No os 
puedo decir qué tal nos ha ido la semana pasada porque en el momento de escribir 
esto no lo sé, pero sí os puedo decir que esta semana repetimos exactamente la 
misma combinación (Primitiva para el sábado).

Cuando 
llegue a Santiago, le pediré al Santo que tenga una deferencia con nosotros. Y 
ya de paso, le pediré salud. Pero le haré las dos peticiones muy claritas y por 
separado, no vaya a ser que se líe y nos dé mucho dinero, pero para gastarlo en 
farmacia.
Feliz 
semana a todos.
*: Mamá 
(mi madre también es peñista), no te preocupes por lo que he puesto del peso de 
la mochila y los pies, que este mail lo escribí la semana pasada en casa antes 
de salir para poder dejarlo hecho y que sólo sea dar al botón de enviar. 
Un 
abrazo. 
LA PRESILLA
Al 
azar no hay quien le entienda.
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